Cuando salgamos de este silencio provocado por la amenaza constante de la enfermedad, quizás debiéramos volcarnos en la sencillez.
Antes, uno de los actos más frecuentes en las fiestas era el denominado “Paseo y Música”, a cargo siempre de la Banda Municipal.
Ahora, en estos tiempos tan raros y difíciles, un poco de “Paseo y Música” no nos vendría nada mal. Queremos decir que cuando salgamos de esta situación anómala, hay que recuperar poco a poco la vecindad y afianzarla mucho más que antes: somos frágiles, aunque creamos lo contrario.
Y, tal vez, con un poco de “Paseo y Música” volvamos a descubrir la autenticidad de la mirada, el sabor auténtico de la charla y el no considerarnos “maravillosos permanentes” porque, sencillamente, la vida nos da sorpresas cada día y cada instante. Creíamos que la vida era esto, sin tener en cuenta aquello y lo otro. Y así no puede ser. Ni podemos seguir. O nos centramos en lo verdaderamente importante o mandamos este mundo al garete.
Por eso lo de “Paseo y Música” es una metáfora.
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