Quizás al leer el título de esta publicación te haya venido a la mente alguien en concreto: un compañero de trabajo, la vecina del tercero o puede que en algún conocido al que no soportas desde hace tiempo, o quizás incluso tu ex pareja. Lo cierto es que la vida está llena de imbéciles y tenemos que convivir con ello. ¿Cómo hacer para que te no te saquen de quicio?
En ocasiones tenemos que convivir con personas a las que no soportamos, bien por su carácter, testarudez o porque son personas que no muestran respeto hacia los demás en cualquier de sus formas, ya sea dirigiéndose a nosotros a voz en grito o malhumorados o invadiendo nuestro espacio y privacidad. La respuesta que solemos dar de manera instintiva es ponernos a la defensiva y replicar ante lo que está ocurriendo. En “La cena de los idiotas”, Pierre Brochant y sus amigos, dan su reconocimiento al invitado más idiota de la velada. En la vida real, dar ese reconocimiento permitiendo que nos saque de nuestras casillas, lo único que genera es que la situación se vuelva aún más complicada y que esa persona tenga poder sobre cómo nos hace sentir cada vez que la tenemos delante. Ante esto, ¿qué es lo que podemos hacer?.
Seguramente cuando te topas con un imbécil lo primero que piensas es “el problema lo tiene él”, “yo no tengo la culpa”, “no es justo tener que tratar con esta persona”, etc. Este tipo de pensamientos te convierten en un ser pasivo, ya que son ideas que te limitan a pensar que no puedes hacer nada para mejorar la situación y que debe hacerlo la otra persona, a fin de cuentas es quién se comporta de forma inadecuada. A todos nos gustaría despertarnos un día y darnos cuenta que vivimos en el país de la piruleta donde todos actúan como nosotros pensamos que es correcto hacerlo. Pero lo cierto es que la idea de que son los demás los que tienen que cambiar es poco realista. La mejor forma de salir de la frustración que nos generan los imbéciles es responsabilizarnos de nuestra forma de responder ante ellos.
Todas las relaciones forman parte de un sistema de interacción dónde se genera una dinámica. En este caso, al tratar con una persona difícil, la dinámica se centra en defendernos y cabrearnos por sus continuos ataques. Basándonos en intentar cambiar este sistema ya establecido, te dejo algunos consejos que puedes aplicar para tratar con imbéciles y no morir en el intento:
- Suelta la frustración: una buena forma para hacerlo es pensar que todo el mundo trae una mochila de circunstancias, aprendizajes y educación que le hacen actuar de la mejor forma que sabe en el contexto en que se encuentra. Esto no excusa a nadie de las faltas de respeto o malas contestaciones, pero para esa persona quizás sea la única forma de comunicarse que conoce. Esta idea puede resultar difícil, pero es sin duda liberadora. Nos ayuda a eliminar la frustración que nos genera su conducta en nosotros, a eliminar la lista de cosas negativas que tenemos en mente de esa persona y a dejar de pensar en lo que nos ha ofendido. Respira y atrae tu amabilidad.
- Focaliza la atención en el asunto que debes tratar: Imagina que el/la casero/a es testarudo/a, habla de malas formas e intenta siempre sacar provecho, sin embargo, se te ha roto la lavadora y necesitas que te mande al fontanero urgentemente. De entrada, saber que tienes que escuchar su voz por teléfono ya hace que te pongas tenso/a, nervioso/a y que empieces a despotricar sobre lo injusto que es que te tocara ese “personaje” como casero/a. Le llamas varias veces y el que no te conteste hace que te salga humo por las orejas. Todo esto, el conjunto de tus pensamientos y reacciones físicas hace que ya estés a la defensiva sin siquiera haber hablado con él/ella. Al enfrentarnos a una persona que nos genera rechazo, es mejor centrarnos en el tema y los puntos que nos competen y no en las características que no te gustan de esa persona.
- Piensa en aquello que está de tu mano: A todos nos gustaría poder hacerle una lobotomía a esa persona que nos saca de quicio y convertirla en un arcoíris del buenrollismo, pero esa opción no existe. A fin de cuentas, vivimos en una realidad donde no podemos controlar lo que hacen los demás, pero sí lo que hacemos nosotros. Por ello, piensa en qué aspectos de la comunicación podemos mejorar nosotros mismos para establecer un diálogo de acercamiento con este tipo de personas.
Aplicando las acciones anteriores, estaremos cambiando la dinámica de la relación que teníamos establecida previamente con esas personas que nos incomodan y probablemente, la próxima vez que te encuentres con ese imbécil, estarás más relajado y tranquilo, abierto a escuchar lo que tiene para contarte. Si la intención del otro sigue siendo fastidiarte, no lo conseguirá, ya que habrás desarmado la respuesta que siempre obtiene de ti, dando pie a otro tipo de relación entre los dos.






























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