Las habilidades comunicativas forman parte de nosotros y definen la forma en que nos relacionamos con los demás. Cada vez más, conceptos como la asertividad se cuelan en nuestro día a día y cuestionan si nos comunicamos de forma correcta. Pero, ¿cuál es la base de la comunicación? ¿por qué es importante comunicarnos de manera asertiva?
La comunicación asertiva suele entenderse como la capacidad de expresar libremente, nuestras opiniones, sentimientos o ideas de forma clara y concisa, respetando nuestros derechos y los de los demás, es decir, respetando nuestros límites sin ofender al otro, ni las ideas u opiniones de éste. En 1966, el psicólogo Richard S. Lazarus la definió como “la expresión de los derechos y sentimientos personales” y halló que casi todo el mundo podía ser asertivo en algunas situaciones e ineficaz en otras. Esto nos indica que la asertividad se puede entrenar para aumentar el número de situaciones en que actuemos de forma asertiva y reducir aquellas en que nuestra comunicación sea poco efectiva.
El entrenamiento de la asertividad es eficaz en situaciones de ansiedad derivadas de relaciones interpersonales conflictivas. A medida que seamos más asertivos, nos sentiremos más cómodos en nuestra comunicación con los demás y por tanto, mejor con nosotros mismos.
En concreto, Lazarus (1966) puntualizó que uno de los aspectos fundamentales de la conducta asertiva era la capacidad de decir que no, entre otras. En numerosas ocasiones, somos incapaces de decir “no”, lo que provoca que acabemos haciendo tareas o actividades que realmente no queremos hacer y que además originan malestar en nosotros mismos por no saber poner límites. Esto suele darse sobre todo cuando nuestra relación con esa persona es importante para nosotros y más aún si no estamos acostumbrados a decir “no”.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra forma de decir “NO” sin sentirnos culpables y sin que la otra persona asimile nuestra negativa como un rechazo?. Hay una técnica muy sencilla que se denomina “La técnica del sándwich” y que es muy eficaz para este tipo de comunicación. Como un sándwich, esta técnica tiene tres capas:
- Mensaje positivo reforzador: en esta primera parte reforzamos cosas positivas de la otra persona.
- Negativa o desacuerdo: expresamos nuestra idea (el “NO”).
- Mensaje positivo que actúa como alternativa: aportamos una solución.
Veamos un ejemplo. Imagina que tu mejor amiga te pide que la acompañes al concierto de un grupo de música que no conoces y no te apetece ir. Una buena forma de utilizar la técnica del sándwich sería la siguiente:
- Negativa o desacuerdo: pero no conozco al grupo que toca y no me apetece ir al concierto…
- Mensaje positivo: es un buen plan, ¿porqué no se lo propones a Mario? A él le gusta ese estilo musical.
De este modo, nuestra negativa queda acolchada entre mensajes positivos y el destinatario percibe mejor el mensaje, sin tomárselo como un ataque y sintiéndose valorado por el interlocutor.
Y tú, ¿sabes decir no? ¿alguna vez has usado esta técnica?. Te animo a que la practiques y verás que cada vez te será más fácil expresar lo que piensas y a su vez, podrás comunicarte de manera más asertiva.
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