“En Canarias hay una literatura que aún es desconocida; ‘Crimen’ de Agustín Espinosa es un ejemplo de ello”, subraya el autor de ‘El Diccionario del Mono leído’
“Debemos escribir para mejorar la convivencia humana, para dar claridad a esta confusión tan grande que es la vida”. Así de contundente sobre el fin de la escritura se muestra el escritor y guionista Juan Carlos de Sancho durante la charla que mantenemos en torno a un café, un soleado sábado de finales de marzo. La certeza con que se expresa el escritor grancanario no deja de sorprenderme. Su capacidad para comunicar con convicción lo que dice, tampoco. “Creo que los poetas canarios son muy pensadores; el canario es cercanamente lejano y lejanamente cercano. En realidad, no somos tan extrovertidos como pensamos porque no nos podemos esconder en ningún lado, -todo el mundo nos conoce- por eso, nos tenemos que esconder en nosotros mismos, esto hace que escribamos con “poesía”, explica el autor de ‘Elogio de lo invisible’, su último libro, un ensayo en el que realiza una revisión creativa de 133 conceptos filosóficos. Precisamente, hablando de filosofía comenzamos la conversación.
Leyendo algunos de sus libros, creo que es más que evidente que se destila entre sus líneas un importante peso de ‘lo filosófico’... Para mí siempre ha sido importante leer autores como Voltaire, Séneca, Montaigne, Marco Aurelio o Nietzche, algunos de mis referentes. Me gusta mucho regresar al pasado, descubrir cómo se pensaba antes, cuando no había tanto mercado literario… De hecho, Marco Aurelio en sus ‘Meditaciones’ afirmaba que ‘quien supo ver el presente, supo ver la eternidad’; por su parte, Nietzsche hablaba del concepto ‘eterno retorno’, referido a que la experiencia humana no es acumulativa y todo se repite…
¿Cómo ha influido la conceptualidad filosófica en su obra? Siempre he buscado lo que se mantiene en el tiempo, lo que permanece. Por eso mi literatura ha sido una búsqueda de lo esencial, ir más allá de lo accidental que es la vida.
¿Es que acaso el escritor escribe para la eternidad? Si eres bueno, sí (sonrisa) aunque cada libro tiene su propia suerte; no basta con tener talento, influyen muchas circunstancias. Hay autores que escriben para entretener y autores que escriben para interpretar lo complejo que es la realidad. Estos últimos son los que pueden afrontar la prueba del paso del tiempo. Voltaire, Víctor Hugo, Margarite Yourcenar, Silvia Plath,….ellos supieron hacerlo. La perdurabilidad de un libro en el tiempo sigue siendo un misterio. Algunos crearon una corriente de simpatía que no cesa.
¿Para qué escribe Juan Carlos de Sancho? Para vivir con más intensidad, sobre todo; después, si lo hago con mayor o menor calidad, eso ya lo decidirá el lector. Escribir es una forma de alargar la vida.
¿Para quién escribe Juan Carlos de Sancho? Para el lector que se plantea cosas; me gusta plantear ideas, trabajar pensamientos, escarbar en lo profundo de la existencia,… es decir, escribo para la gente que cree en la poesía, en la filosofía, en lo esencial de las cosas, pero sin ser apóstol de nada, ¿eh? No me gusta la literatura fácil, ni los predicadores.
En su opinión, ¿qué define la ‘buena’ literatura? La buena literatura tiene que tener un proceso de incubación y reflejar el pensamiento del autor sin quitarle el sentimiento. Y, por supuesto, tiene que tener ciertas dosis de atrevimiento, de innovación, de experimentación.
Lleva muchos años siguiendo de cerca el ámbito de la creatividad literaria, no en vano, ha sido editor. ¿Cómo ve el actual panorama literario en Canarias? Canarias vive un momento de creatividad espléndido, hay mucha actividad y eso es genial, pero rehuyo del trabajo fácil; me gusta el escritor que reflexiona, que piensa lo que hace, que madura el trabajo. No se debe tener prisa por publicar.
¿Escribir para entretener o para emocionar? Se escriba lo que se escriba, hay que hacer un esfuerzo de calidad, ¡siempre!
En las redes sociales, utiliza como alterego a una figura de bronce de un mono vestido de hombre sentado sobre dos libros, al que da voz para abordar distintos temas de actualidad. ¿Qué representa este mono sabio? El mono me da permiso para ser un poco más transgresor. Eso hago precisamente en ‘El diccionario del Mono leído’, donde el mono crea alrededor de 500 definiciones de palabras dotándolas de otros significados. Me gusta experimentar en cada libro y hacer el esfuerzo para que cada obra aporte cosas nuevas al lector.
¿Existe algún tema recurrente en sus obras? Sí, lo incierto, lo indefinible. Creo que casi todos, de alguna manera, estamos perdidos en un laberinto y que es misión de los escritores crear señales para salir de ahí o “entenderlo”, aunque tal vez no salgamos nunca… La verdad es que tampoco es tan malo quedarnos en el laberinto, de hecho es más divertido; vivimos en una sociedad demasiado pragmática, marcada por criterios económicos y de éxito, por eso es necesario reivindicar la inutilidad… Decía Lorca, ‘bendito este trabajo que me lleva a la inutilidad’. No ganarás dinero viendo una puesta de sol, pero no es lo mismo verla que pasar de largo, ¿no es cierto?
¿Escribe poesía? Sí, claro, intento que en todo lo que hago exista poesía. No se trata tanto de escribir poesía, sino ser poético en lo que se escribe. Una buena novela debe de tener poesía para poder perdurar en el tiempo.
¿Qué es para usted la poesía? Es una manera de entender esa inutilidad de la que hablaba Lorca, es la otra parte invisible que de alguna manera nos conecta con lo eterno y con lo incierto. Es un lugar de experimentación, de invención, por eso, en poesía no hay que seguir la moda, sino que hay que inventar, huir de lo autobiográfico, de la moraleja y de la queja.
¿Qué libro debería estar en todas las bibliotecas? Es muy complicado elegir un solo libro, eso sería como elegir una sola flor de un jardín maravilloso...(risas), aún así te puedo nombrar algunas de esas flores como ‘Siddhartha’, de Herman Hesse; ‘Viento del este, viento del oeste’, de la escritora estadounidense Pearl S. Buck, premio Nobel de Literatura en 1938; el ‘Diccionario filosófico’ de Voltaire, ‘De la brevedad de la vida’, de Séneca; ‘Un puñado de arena’ de Takuboku.... Sin embargo, creo que cada lector debe elegir el libro que crea que le puede abrir un camino de disfrute.
¿Qué libro de otro autor le hubiera gustado haber escrito usted? ‘Crimen’, de Agustín Espinosa. Es una maravilla. En Canarias hay una literatura que aún es desconocida, y debemos seguir indagando en ella; la obra de Espinosa es un ejemplo de ello.
¿Qué personaje de otro autor le hubiera gustado haber creado? Uy, como sabes soy muy galdosiano; sin duda me hubiera encantando haber creado cualquiera de los personajes de Benito Pérez Galdós.
¿Qué obra le emocionó tanto hasta el punto de hacerle llorar? Tanto como llorar no pero reconozco que ‘La perla’ de Steinbeck, me transformó, su lectura me marcó profundamente.
Para terminar, ¿con qué escritor o escritora se tomaría un café para charlar de literatura? Sin duda, con Margerite Yourcenar para hablar de ‘Memorias de Adriano’; es una obra excelente.
El suave tañido de las campanas de la iglesia de Santiago de Gáldar nos recuerda que son las doce del mediodía. La jornada en la Feria de Autor/a, que nos ha brindado la oportunidad de charlar durante un breve espacio de tiempo, reclama la presencia del autor en su caseta donde le espera la firma ejemplares de su último libro. Pero me sabe a poco. Lo reconozco: una se queda siempre con la sensación a poco cuando charla con Juan Carlos de Sancho. Como ya formulara Albert Einstein, y que me perdonen por el símil los especialistas en la materia, la localización de los sucesos físicos, tanto en el tiempo como en el espacio, son relativos al estado de movimiento del observador. Así que pues, también el tiempo y el espacio pasado con Juan Carlos para mí resultan ser relativos ya que en apenas media hora de charla, me ha mostrado más de él mismo que muchos otros en toda una jornada, así que sí, todo es relativo, aunque esta afirmación no sea puramente einsteiniana. En todo caso, pienso, el tiempo y el espacio no dejan de ser más que conceptos aplicables a la vivencia propia de quien observa o la vive. Sé que contaré con otros tiempos y otros espacios para seguir charlando con mi querido amigo, un ‘mono sabio’ que camina erguido y relativamente entusiasta sobre sus dos firmes pies.
Juan Carlos de Sancho (Las Palmas de Gran Canaria, 1956) Escritor, guionista y dibujante. Columnista de prensa y crítico de arte y literatura en páginas culturales de periódicos y revistas. Cofundador de la Revista de literatura y artes Puentepalo (1980) y codirector de la Editorial Puentepalo (2001/2004). Guionista de los Documentales “Extremadura”, “Valencia”, “La Rioja“ y las “Naves del Descubrimiento” (1989/1992) para la Sociedad Estatal Vº Centenario. Guionista del Pabellón de España Expo Universal de Sevilla 1992. Primer Premio Nacional de Vídeo de Empresa 1986.
Antólogo de poetas canarios en Italia, Argentina y México.
Compilador de la antología Poetas Canarios en Buenos Aires (2009, editorial La Máquina del Tiempo, Buenos Aires). Ha publicado La Fiesta del Desierto (1986), Manuel Vázquez Montalbán en Memoria (2004, prólogo José Saramago, presentado en la Biblioteca Nacional de Madrid y Universidad Autónoma de Barcelona), El Confital, Ningún Pájaro Vuela donde el aire no existe (2005, traducido al Italiano para La Universidad De Génova por Jenis Cannata). En 2007 publica el cuento El tren del Infinito / Comboio do Infinito (español, portugués, con ilustraciones del propio autor) y La Isla Inventada (ensayo, publicado por la Universidad Nacional de Irlanda: Maynooth Papers en Spanish, Portuguese and Latin American Studies y por la Revista Cultural de la Universidad de Sinaloa, México). En 2011 presenta en Turín (Italia) la antología Las islas de los Secretos/ as Ilhas dos Segredos (Ed. Anroart, Canarias) y en México la antología Poetas de Islas Canarias ( ed. La Otra. México DF) . En 2014 publica “El Paraíso Terrenal” (Velarde, Colección Editorial, Cuadernos Amerhispanos, México). En 2015, publica “El Diccionario del Mono Leído', al que le siguen ‘Isla Sombrero: cuentos y descuentos’ (2016, Mercurio Editorial) y en 2019, ‘Elogio de lo invisible’ (Mercurio Editorial).
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