Ahora sí

Opinion

leonilojulio2017Ya está abierta la veda. Comienza la campaña –en rigor es la precampaña–, con unos movimientos que poca diferencia tienen con lo anterior. La intervención del viernes, tanto tiempo esperada y escasamente sorpresiva, nos deja claro cuál será el devenir del periodo de tiempo que media hasta el próximo día 26 de mayo. Sí, me refiero a las segundas elecciones pues no habrá solución de continuidad entre una fecha, el 28 de abril, y la de las locales y autonómicas, incluidas las europeas.

Hasta el viernes, antes de la hora fijada para el ansiado anuncio, las continuas veleidades de quienes han elegido la política como profesión, nos provocaban un notable desasosiego. El que propicia escuchar, con toda la impunidad de mundo, un permanente homenaje a la mendacidad. Quizá no haya, como gustan decir, un antes y un después en cuanto al comportamiento. Seguramente, sin que les importe nuestra tranquilidad, se mantendrán impasibles en el ademán. Les bastó un fin de semana para entrar en las lides electorales. El lunes, una vez masticado el discurso durante aquel, salen a dar sus versiones del futuro. Lo más notable, sin lugar a dudas, la sempiterna majadería del mensaje de Cs. El hablar de no pactar con los socialistas, después del 28 de abril, resulta una gracieta más de las del Sr. Rivera. Sabemos, o como les gustan expresar: todos los españoles conocen la facilidad que tiene para desdecirse. Tampoco iba a pactar con Vox en Andalucía. Ni siquiera, aun interponiendo entre ambos una barrera humana, evitó la foto donde figuraba la representación de la triple D.

No lo sé bien, pero noto al líder carismático del PP algo relajado. Continúa con esas grandes soflamas, con esa retahíla de hechos inexistentes, blandiendo la espada del 155 (sin límites dice); sin embargo ya no se le ve tan histrión. Quizá, basta con ver las intervenciones de uno y de otro, quiera emular al más calmado líder de Vox. Espero no lo imite en lo de la equitación. Sea como sea, concediéndole el beneficio de la mejoría en las formas, mantiene intacto el fondo. A lo mejor tiene una visión de España, y de su tan castigada interpretación histórica, que le conduce a ese callejón sin salida. Me refiero a esos jardines, en los que la planta más habitual es la ortiga, donde penetra sin saber salir de ellos. Seguramente goza con ese empuje urticante, el que le confiere la dureza facial suficiente para no sonrojarse. Ni siquiera un poco. Y siempre fue así, no engaña sino a quien se deja, pues cuando toma carrerilla pierde la ubicación y se aleja del influjo de la rosa de los vientos. Vuelven a circular (maldita videoteca) esas imágenes en las que, con ese tono que le caracteriza, nos decía que nadie iba a darles lecciones de corrupción, por tratarse de «su seña de identidad». Cosas que suceden cuando se habla sin saber de qué.

Si algo nos habrá de quedar claro, si algo no debe llevarnos a engaño, no ha de sorprendernos, es que ahora conocemos cómo actúan las derechas. Ahora sí, sabemos que la triada de la derecha no tiene escrúpulos para pactar. Que las cesiones andaluzas no estarán tan claras en el gobierno del estado. Agárrense que vienen curvas, ahora no valdrá –como pasó en Andalucía– salir a protestar por un pacto de la triple D. Ahora sí, sabemos cómo se puede evitar tal hecho y, a la postre, si no se hace, no vale salir a quejarse.


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