“Toda actividad artística nace de la observación”, afirma María del Pino Marrero Berbel, artista multidisciplinar que ha cultivado la pintura, la fotografía, el cine y la escritura
Para la escritora, es necesario “reivindicar que en todas las bibliotecas públicas y, sobre todo, en las bibliotecas de los colegios, exista una amplia selección de autoras y autores canarios. No es chovinismo, es justo reconocimiento”
“Tengo un recuerdo muy nítido: estaba sentaba en el balcón de la casa de mis padrinos, por donde podías descolgar los pies quedando sueltos en el aire, y desde allí podía ver una chapa de publicidad de un negocio que estaba justo enfrente de la casa. Allí estaba dibujada una niña de cuyos dedos salían cinco cintas de colores que iban a caer en unas escudillas. Aquel fue mi primer contacto con el mundo del arte”.
Inquieta y comprometida, la pintora y poeta ha sabido concebir una vida dedicada a sus dos grandes pasiones, por un lado, la enseñanza de lengua y literatura, a la que ha dedicado 43 de sus 68 años, y, por otro, la creatividad artística en diversas vertientes, desde la fotografía al cine pasando por la pintura y la escritura.
Tenía apenas tres años y ya María del Pino Marrero Berbel, más conocida en el mundo del arte y de la literatura como Berbel, había sentido cómo el envite de la creación crecía en sus vísceras. De eso han pasado 65 años, y esta mujer que, se define a sí misma como ‘artista multidisciplinar’, es una persona que conserva intactas una capacidad envidiable de emocionarse y de apasionarse frente a un lienzo o a un folio en blanco.
Inquieta y comprometida, la pintora y poeta ha sabido concebir una vida dedicada a sus dos grandes pasiones, por un lado, la enseñanza de lengua y literatura, a la que ha dedicado 43 de sus 68 años, y, por otro, la creatividad artística en diversas vertientes, desde la fotografía al cine pasando por la pintura y la escritura.
“Mi primer dibujo fueron las manos de mi madre, siempre me encantaron sus manos”, me descubre la escritora con emoción en una charla que mantenemos en el salón de su piso en Las Palmas de Gran Canaria, un acogedor espacio en el que conversamos rodeadas de varios de sus cuadros y muchos de sus libros. Pronto, descubro que Berbel es una gran conversadora que, sin necesidad de formular demasiadas preguntas, me desgrana las claves de los personales recovecos de su entusiasmo creativo.
¿De dónde nace la capacidad artística? Toda actividad artística nace de la observación, después vienen las herramientas para darles forma a la expresión de lo observado: el pincel, en la pintura; la palabra, en la escritura. Date cuenta que comencé a asistir a la Escuela Luján Pérez, en Vegueta, con tan solo catorce años. Recuerdo el día en que un señor muy apuesto se me acercó y me comentó que lo que estaba pintando era bonito pero que tenía que seguir trabajando. Imagínate: ¡Aquel hombre era el pintor Antonio Padrón! Un día nos invitó a su casa en Gáldar, que hoy alberga la Casa Museo que lleva su nombre. Fue muy emocionante. Sin duda, es uno de esos hermosos recuerdos que una siempre atesora en el corazón.
¿En qué faceta artística se siente más cómoda? La verdad es que me muevo bien en todas ellas, la pintura, la poesía, la narrativa, el cine... Todas me permiten saciar mi curiosidad y seguir aprendiendo. Durante toda mi vida, me he esforzado mucho por aprender y he dedicado mucho tiempo a estudiar. Y creo que es de ahí de donde realmente nace la creatividad, del estudio y del trabajo constante.
¿Cómo fue su introducción en el mundo de la escritura? La primera vez que me leyeron algo – y lo recuerdo como una introducción mágica al mundo de la literatura-, fueron ‘Las fábulas de Esopo’. Eso de que los animales pudieran hablar ¡era fascinante! Tenía tan solo cinco años pero esa primera lectura me hizo darme cuenta de que lo que necesitaba era aprender a leer porque deseaba saber qué contaban todos aquellos libros. En cuanto a mi afición por escribir, sin duda, se lo debo a mi hermana Chelo y a mis padres, y al colegio de monjas. Me explico. Mis padres me llevaron a un colegio de monjas, las Salesianas, y como yo era incapaz de recordar los pecados que se suponía tenía que contar en confesión, los iba apuntando en un papel. Mi lista de pecados eran conocidos por todos (risas). Puede parecer gracioso pero yo creo que esa lista fue algo así como mis comienzos en la escritura.
¿Qué es para usted escribir? Sin duda, una especie de necesidad o, si se quiere, una terapia pero sobre todo es una manera de sentir, de estar en el mundo. Escribo por el placer de escribir.
¿Para quién escribe? Una escribe para una mismo. La escritura es para una. Si después eso se transforma en un libro, pues bienvenido sea, pero desde luego, ese no es mi primer objetivo.
¿Qué temas aborda en sus textos con mayor frecuencia? Creo que todo lo que se escribe se puede, digamos, ‘almacenar’ en tres grandes temas: la vida, la muerte y el amor. Aunque, eso sí, la manera de contarlo es siempre diferente. Y eso es lo resulta realmente maravilloso: que cada uno aborde estos temas de forma diferente y que lo haga con su propia voz, su impronta personal al expresarse. Eso lo hace diferente a pesar de estar hablando casi siempre de los mismos temas.
¿Qué debe de hacer una persona que aspira a ser escritor? Hay dos maneras de llegar a la escritura, o bien, porque se cuenta con el don de ser creativo, o bien, porque se cuenta con la voluntad de trabajar y estudiar hasta llegar a serlo. Para mí, lo más importante es aprender, estudiar, porque poner una palabra detrás de otra no hace un poema; hay que elaborarlo, trabajarlo concienzudamente, dotarle de ritmo, de sonoridad, de la intensidad que necesita ese poema o texto en concreto.
Usted escribe tanto en prosa como en versos. En su opinión, ¿qué hace a un poema ser un buen poema? Estar bien elaborado, con una estructura correcta, sus imágenes y metáforas bien elaboradas y, por supuesto, el contenido te tiene que atrapar y emocionar.
¿Cuál es su proceso creativo? Tras escribir cualquier texto, hay que someterlo a un proceso de elaboración, buscando la belleza y cuidando la forma; luego hay que dejarlo reposar y pulirlo, y si no te convence, a la papelera. Yo tiro muchos textos a la papelera.
¿Qué proyectos tiene pendiente? Tengo un libro de poemas inéditos cuyo título será ‘Es inútil dejar de quererte’, (tomado de una canción muy conocida de Julio Iglesias, ‘Corazón, corazón..’). Aglutina un amplio conjunto de poemas dedicados a mi corazón, el mismo que tiene ocho stent, tres baypass y que ha pasado por cuatro infartos... Son poemas que tienen su origen en ese sentimiento extraño que me provoca estar tan cerca de la muerte, un sentimiento que afronto no desde el pesimismo, sino todo lo contrario, desde la vida. Es un poemario dedicado a la vida.
Para ir terminando, ¿qué libro salvaría de una hoguera? Sin duda, los libros de autores canarios como Pino Ojena, Chona Madera, José María Millares, ... y por supuesto, ‘El Quijote’. Este libro es un pozo de sabiduría donde se aborda la parte espiritual, encarnado de el Quijote, y la parte material, encarnado en Sancho Panza, de la naturaleza humana. Ambos conforman la cara y la cruz del ser humano.
En su opinión, ¿qué libros tendrían que estar en una biblioteca que se precie de serlo? Por supuesto, libros de autores canarios, y dentro de ellos, muy especialmente, de autoras canarias. Debemos recuperar las voces de las escritoras canarias. Hay auténticas bellezas de textos escritos por escritoras canarias que no desconocidos por el público como la poesía de Chona Madera, de Hilda Zudan, de Pino Ojeda o de Pino Betancor,... y por supuesto, las voces de autoras más jóvenes como Alicia Llarena, Paula Nogales, Tina Suárez, Elisa Rodríguez Court, entre otras...Tenemos que reivindicar que en todas las bibliotecas públicas y, sobre todo, en las de los colegios, exista una amplia selección de autoras y autores canarios. No es chovinismo, es justo reconocimiento.
Han pasado casi dos horas y seguimos enfrascadas en la conversación, y es que charlar con esta escritora, es adentrarse poco a poco en una personalidad dulce pero firme. Berbel, vitalista, feminista, creadora de ‘El club de las poetas muertas’ -que recupera las voces de 92 escritoras canarias de los últimos cinco siglos-, y plenamente consecuente con sus palabras, confiesa que le encantaría tomarse un café con Emily Dickinson, a la que define como “una escritora de una gran sensibilidad en una época especialmente complicada para ser mujer,” o con la pintora Leonora Carrintong, con quien pudo charlar en varias ocasiones por teléfono “porque quería conocerla y cuando por fin fijamos un cita en México, falleció un mes antes. Me quedó una gran pena”.
Comparto su ‘magua’ por no haber conocido a la pintora y escritora inglesa, uno de los iconos del surrealismo, y, sin embargo, puedo afirmar que, por mi parte, me siento profundamente feliz porque la vida me ha permitido conocer un poco más a una gran escritora, a una excelente poeta, a una brillante pintora exponente de la Escuela de arte Luján Pérez pero, sobre todo, a mujer sin ambages, cristalina, apasionada y de férreo corazón.
BERBEL
María del Pino Marrero, Berbel (Las Palmas de Gran Canaria, 1950) es poeta y narradora, con una amplia trayectoria artística en pintura, cine, ilustración y fotografía. Su obra se halla recogida en diversas antologías y selecciones de poesía canaria y española, así como en numerosos libros colectivos de poesía y narrativa. Ha sido coordinadora y compiladora del libro colectivo de poesía ‘Madrid en los poetas canarios’ (2010) y otros. Y traducida en varias idiomas, entre ellos, chino mandarín, griego clásico y wólof, lengua original de Senegal. Obra poética: ‘Apoemas del alba escarlata’(1984); ‘Cachos’ (1999); ‘La Grecia que hay en mí’ (Premio Internacional de Poesía ‘Tomás Morales’ 1999); ‘Ojos de lienzo’ (2002); ‘Los días quebrados’ (2002; 2ª edición, 2003); ‘Las mil y una’ (Premio Internacional de Poesía ‘Ciudad de Las Palmas, 2005); ‘Código de barras’ (2006); ‘Los desiertos extraños’(2006); ‘Rojo sobre Negro’ (2007); ‘Los caminos del agua’ (2008); ‘Mujer y Palabra’ (2013); ‘Ciento volando’ (2013); ‘Poemas de Anochecida’ (2015), ‘Poemas Perdidos’ (2015) y Voces de tinta (2016), entre otros.
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