El otoño, delicado y suave, luce aún un tenue sol de la tarde que se resiste a desaparecer. Aún alimenta las correrías de los chiquillos y las esperanzas de sus padres que los ven brincar y saltar. Son los chiquillos del parque la personificación de la alegría y del juego permanente: todo es correr, jugar y, por breves momentos, sufrir. Pero ese sufrimiento no causará heridas irreversibles. Para cuando el sol se apague y sus padres se los lleven a casa, ni siquiera recordarán por qué antes se habían entristecido. Solo piensan en regresar al día siguiente. Y el parque y el sol de otoño les estarán esperando. Porque no harán mudanza en su costumbre. Y porque la felicidad siempre está al alcance de la mano.
Falleció el Lunes, 08 de Septiembre de 2025 en La Montaña - Gáldar a los 89 años
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