enseñArte (4): Martín

Juan Francisco Martín, además de colaborar en eventos culturales, tiene una mirada distinta. Sus ojos ven lo que nosotros no somos capaces. Por eso Martín es todo un artista, aunque algunos aún no se hayan dado cuenta. Es su mirada igual que su trazo: delicado y sugerente. Sabe descubrir los matices en una tonalidad, en una sombra o en una línea que baja y se pierde. Y no le molesta que otros miren a su alrededor. Su capacidad de concentración es directamente proporcional al lienzo y a la figura que ha de plasmar. Es paciente Martín; muy paciente. Su obra va dando pasos, pero estos llevan el sello de la firmeza y de la seguridad. Es lo que tiene el ser experto. Es la mirada del artista. Él ya sabe que no vivirá de la pintura. Pero también conoce que su libertad creadora está por encima de todo. Y eso lo salva de la mediocridad.

Es un tipo agradable nuestro pintor. Y la familiaridad que desprende lleva los colores y matices del momento. Con él no hay engaño. Porque su objetivo es la pasión que siente por la pintura, por el lienzo en blanco que poco a poco va transformando en un libro abierto. Sí, está claro: Martín escribe con el pincel, y los adjetivos son las tonalidades delicadas que impregnan sus obras. Al final, la narración es completa. Y como sabe que el espectador es inteligente, su final es abierto, que no quiere decir incompleto. La inteligencia que muestra Juan Francisco Martín en sus cuadros deviene de su libertad creativa. Igual que la mirada de aquellos que admiran su obra. Es Juan Francisco Martín. Y ya está.