Con suma generosidad, el artista Diego Higuera nos abrió las puertas de su estudio en el casco galdense, para que siguieramos, casi día a día, el proceso de realización de la obra que conmemora el hermanamiento entre Gáldar y Guía.
Llegamos la primera tarde, cámara en mano, sin saber con lo que nos íbamos a encontrar. Diego estaba frente a un lienzo en blanco, con el sonido de la radio que siempre lo acompaña. Poco a poco, fue llenando el lienzo de barro, el primer paso de un largo, concienzudo y artístico proceso.
A los pocos días, llegó el momento de ir creando, modelando el barro, las figuras del Guanarteme y la Dama castellana que porta en la palma de su mano la Estrella y Guía. El trabajo se iba repartiendo, a ratos en una figura, a ratos en la otra.
En estas tardes de seguimiento del artista, aprendimos a mirar la obra. Así, impresionó llegar y ver que la Dama cuyos trazos no estaban finalizados, ya lucía una mano impecable, hermosa, y poco después, la mano estaba completa con la Estrella y Guía.
Las primeras semanas se trabajó rápido, logrando plasmar las dos figuras, y después llegó el momento de la reflexión diaria, para componer cada uno de los cientos de detalles que conforman esta gran obra. Cada tarde era un descubrimiento, porque a medida que el trabajo avanzaba, cada detalle lucía más.
“Anoche estuve consultando en internet información sobre los vestidos antiguos”, comentaba Diego, y sobre la marcha, esbozaba corpiños, pliegues y lazos.
“Fijate en que la parte superior, me he inspirado en la obra de Borges” comentaba una tarde. Y a la siguiente, “para el Guanarteme he seguido lo aprendido con Celso Martín de Guzmán, sobre todo en la pintadera que luce al cuello”.
El tiempo iba pasando, y con él la obra avanzando. Tocaba grabar un domingo por la mañana, con el artista hecho un manojo de nervios porque lo principal estaba hecho y solo faltaba retocar y retocar detalles, y humedecer con frecuencia el barro para que no se resecara.
“No me convence el cuello de la Dama, tengo que adelgazarlo”. “Coloqué un pecho más alto que otro, hay que corregirlo”, “a ver como coloco la perla en la oreja para que se note”, y mientras daba riendas sueltas a sus quimeras, rebajaba el barro por un lado, lo subía por otro, dibujaba casas antiguas, y modelaba barba y peinado, inquieto porque se acercaba el momento final.
Y llegó ese momento en el que el trabajo artístico está finalizado, pero quedaba el difícil y cuidadoso proceso técnico.
Los responsables de la empresa Esculturas Bronzo, llegaron desde Tenerife para desmontar las figuras. Una tarde entera dedicada a rellenar de silicona figuras y detalles para protegerlos. Luego había que hacer el molde de escayola y retirarlo.
Todo lo hecho se deshizo en un segundo, ya que el barro hay que aprovecharlo para futuras obras, sobre todo, para la cerámica de Inma, que no veía el momento de recuperar el estudio. La tristeza cundió en todos los asistentes, pero duró poco, ya que la obra estaba intacta en los moldes.
Y de Gáldar fueron trasladados al taller de la empresa en La Laguna. Allí fueron bañados en cera y después fundidos con esmero, y del fuego nació la obra final que simboliza el hermanamiento entre dos pueblos que siempre han sido hermanos.
A lo largo de casi dos meses hemos sido testigos de cómo un artista se enfrenta a su obra, y es esta una experiencia única y enriquecedora.
Puedes ver una amplia galería fotográfica de todo el proceso en este enlace
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