Nos han tomado la matricula
Cada día estamos peor y en lugar de intentar solucionar el problema nos enfrascamos en una aventura sostenida por las grandes potencias mundiales, las que más recursos económicos destinan y por el contrario, las que menos invierten en la sostenibilidad del Planeta. Para que después nos dispongamos a perseguir a unos seres de otros mundos, a los que creemos mucho más superiores a nosotros y nos hacemos preguntas frecuentes sobre porque no nos visita ninguno. Pues claro, como van a permitir perder el tiempo a sus pilotos enviando una patrulla a ver la desidia del ser humano con el entorno en el que vive, con el miedo a que se les pegue alguno en la aeronave y se pose en su planeta llevando con él la maldad de un ser que si no es capaz de hacer por los suyos lo indecible con tal de cuidarlos, como puede aspirar a llevar a otro lugar buenas ideas. Ya se cuidaran los seres de esas Galaxias, de esos Planetas inmersos en la inmensidad de las órbitas o encubiertos en los agujeros que a simple vista son negros, de que no nos colemos en su sistema de vida, evitando con ello el contagio de sus egos.
La inoperatividad de las formaciones políticas en el sistema solar español anejo al social, nos trae por un camino de secano, nos quemamos por la carencia de una capa de racionalidad más exigente con el cielo parlamentario y como consecuencia directa, los embalses de la democracia se están secando ante la falta de lluvia de ideas que los máximos representantes no encauzan. El tiempo de riego se acaba y los recursos se agotan, las esclusas de las Cámaras se convierten en cloacas y la conclusión del día no encaja con un posible descanso en la noche. Las gotas se están ya pasando de frías y aparecen congeladas en las mentes poco afortunadas de nuestros dirigentes, las olas de calor sucumben en el tiempo con el simple abaniqueo de unas pequeñas dosis en una provisional subsistencia venida de los aumentos estacionales del mercado laboral; pasado este trance, el hielo se confundirá de nuevo con el sudor frío causado por la falta de medidas para dar calor a quienes mueren de frío por inclemencias de la minúscula pero inútil galaxia de nuestra clase política.
Si revertimos esta pequeña alusión a lo que el porvenir nos depara en España y la confrontamos con el resto de países europeos veremos que, con total nitidez, todos los que aspiran a pilotar la nave del progreso del ecosistema, de proteger el medio ambiente y luchar por frenar el cambio climático, son novatos en la escuela de pilotaje social, ideólogos ocasionales venidos a comandar una escuadrilla mediocre sin la operatividad precisa para ganar el combate a la sinrazón. Algún día, tal vez, seremos todos capaces de visualizar el error de un tiempo perdido, de hacer cábalas sobre lo que es mejor para la supervivencia del ser humano y el hábitat de las nuevas generaciones sea lo provechoso que esta precise. Ahora somos una ridícula avioneta en manos de un viejo comandante ajeno al progreso de una sociedad cultural exigente, inmerso en sus burbujas de partidismo proteccionista y muy amigo de maniobrar en el aire de su mayoría simple estelar; erradicar sin más las maniobras independentistas sin ningún tipo de razonamiento eficaz, sin atender al lenguaje político para buscar soluciones de una vez por todas a semejantes altercados de la paz social es decir, limitándose al siempre tan excedido discurso de que la ley es la ley y lo que con ella se dicta es ley y lo de modernizar la Constitución según demandan los tiempos, una perogrullada carente de solvencia política. Vamos mal, lo de asarnos en pleno Junio y helarnos en el mes de Abril va a ser cosa de inventarse una marca en la que no cabe la palabra carroña, está la reservamos para los que solo pretenden el poder y la corrupción en España.
Vamos que estamos como para ir a visitar a nuestros vecinos extraterrestres si no somos ni capaces de cruzar la Península Ibérica sin escudos protectores contra el intercambio de elucubraciones variopintas de escaramuzas políticas. No me olvido de Europa en su conjunto, más enfrascada en dimes económicos que en diretes de contraataques a la soberbia estadounidense; ni las miserables aptitudes de un líder americano que no tiene aprecio a la vida del Planeta, o del famoso personaje coreano colega de videojuegos de deportistas extraños; ni las confrontaciones bélicas eternas de lugares en los que la vida no vale más allá de una esquirla cobarde lanzada de cualquier lado. Jupiterianos, cuidado con la especie humana, no se os ocurra sacar la cabeza porque nos la quedamos para promocionar cualquier marca de esas tan de moda en las pasarelas; aunque quién sabe, lo mismo la indumentaria que nos viste es de lo más cool en su dimensión.





























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