Pepe “el Perola”, 25 años detrás del mostrador

Redacción Sábado, 27 de Mayo de 2017 Tiempo de lectura:

perola7El próximo martes 30 de mayo, se cumplirá el 25 aniversario de la apertura del emblemático bar “el Perola”, en el casco de la villa de Agaete.

Detrás de este bar está la historia de una gran familia, la de Pepe Jiménez Dámaso, que con mucho trabajo y esfuerzo ha logrado salir adelante.

Pepe, conocido popularmente como “el Perola”, comenzó a trabajar muy joven para ayudar a la familia. Durante doce años se dedicó a la venta de lotería, recorriendo el 'pueblo día tras día, y con este deambular diario fue tejiendo lazos de cariño con los vecinos.

En el año 1992, la familia de Antoñito Medina, le ofreció que se hiciera cargo de la querida tienda que durante años habían regentado Antoñito y su siempre recordado hermano Lacito.

La única condición que le pusieron fue la de que mantuviera la colección de añejas botellas  que decoran el local, una condición que ha cumplido a rajatabla.

Con 25 años “el Perola” se lanzó a esta aventura empresarial, ayudado por los amigos. Unos, como Pepe “Kubala” y Lalo, a los que lleva siempre en el corazón, le ayudaron con todo el papeleo para la apertura. Otros, le echaron una mano en el acondicionamiento de la tienda, con jornadas de faena que a veces se prolongaba hasta la noche, terminando con el correspondiente fiestejo.

En estos 25 años detrás del mostrador, Pepe ha visto como los que antes eran chiquillos jugando en la plaza, ahora, ya adultos, son sus clientes.”Pasaron del agua con gas al botellín” dice emocionado.

perola1En Agaete nadie discute que Pepe tiene un enorme y bonachón corazón, lo que no quita para que cuando algún cliente se pase de rosca, lo sepa poner en su sitio. Así, aguantando bromas, luciendo una sonrisa que ilumina sus ojos, que es lo más habitual, y enfurroñándose cuando hace falta, ha pasado 25 años, logrando mantener el ambiente familiar que siempre tuvo  la antigua tienda de aceite y vinagre.

Y para lidiar con la clientela, “el Perola” tiene sus trucos, sobre todo cuando llega la hora de cerrar, y más de uno no quiere marcharse, por lo que saca el cepillo y se pone a barrer con contundencia. Entre risas cuenta que Antoñito utilizaba el flic para echar a los clientes y él el cepillo que tan buenos resultados le ha dado. Muchas veces, cuando se queda limpiando la tienda y la juerga sigue en la calle, hay quien le toca para pedir una caña, y Pepe, aunque más de una vez mire atravesado, tiene el detalle de contribuir a que el jolgorio nocturno se alargue un poco más.

En estos 25 años han habido muchas alegrías y muchas tristeza, pero para él pesa más lo bueno que lo malo. Muchas cosas han cambiando en este tiempo, ya que el paisaje ambiental y humano de Agaete ha ido cambiando, dejando sobre todo ausencias que se sienten cada día, como la de su padre Juan, fallecido hace unos años.

En este aniversario, el recuerdo de “Pá”, como cariñosamente le llamaban los clientes, está muy presente. Pepe está orgulloso de ese hombre tranquilo y buena gente, que supo ganarse el cariño y el respeto de todos, y le está muy agradecido por la ayuda que siempre le brindó, echándole una mano detrás del mostrador siempre que hacía falta.

No es nada fácil pasar las horas, día tras día, año tras año, en un negocio que requiere tanta dedicación y que depende de la aceptación ciudadana. Por eso Pepe está muy agradecido al pueblo de Agaete, a su familia, a sus amigos, a todos sus clientes, a Rosaura y a sus hijas, por ayudarle a mantener una tienda en la que se siente la vida del pueblo.

Y es que en “el Perola”  se siente en la piel el paso de  la vida con los guitarreos espontáneos, con los saludos a los amigos que hace tiempo que no se ven, con la bienvenida a los nuevos que llegan, con esa caña mañanera para calmar los nervios del día tres de agosto, con las conversaciones diarias sobre el acontecer social y político de Agaete.

Como no podía ser menos, Pepe va a celebrar estos 25 años detrás del mostrador con una gran fiesta, el próximo martes, 30 de mayo, en la que no faltará la música de Son del Caney, el humor de Chani El Musi, la buena comida de “Ma”, y el santo y seña de la casa que son los manises desparramados sobre el mostrador.

Será un gran día para Pepe “el Perola”, porque así, festejando como solo se celebra en Agaete, quiere agradecer con ese enorme y bonachón corazón que tiene, estos 25 años que tanto significan para él.


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