Carmen Miranda era una cantante, bailarina y estrella de cine blanca, nacida en Portugal, que creció en Río y se apropió de la vestimenta y los movimientos de los vendedores callejeros de Bahía.
En un comienzo los estilizó y después, al trabajar con directores de cine estadounidenses, los elevó hasta la exageración desenfrenada como cuando fue “la dama con el sombrero de frutas”, en The Gang’s All Here y otras películas. Se convirtió en un símbolo nacional de su país, lo cual no le hizo mucha gracia a algunos brasileños.
Los músicos de la Tropicália la convirtieron en un genio del arte pop: “Hemos descubierto que ella era, al mismo tiempo, una caricatura y una radiografía nuestra”, escribió Caetano Veloso en un brillante ensayo publicado en 1991.
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