Política logarítmica

Opinion

juanantoniosanchez4189Si barajamos las cuestiones que tenemos delante nos encontramos con varias soluciones y numerosos problemas, el primero se trata de no infundir esperanzas a la sociedad de que la crisis es cuestión del pasado, de que la economía ha renacido de sus cenizas y el empleo supondrá un crecimiento masivo del consumo a finales del presente año siempre que el voto en las futuras, probables o previsibles terceras elecciones generales tengan lugar en una situación inédita dentro de nuestra democracia e incrédula a los ojos de nuestros vecinos europeos y por tal motivo les otorguemos a los populares el voto de confianza; en esa tesitura temo que el PP saque una nota demasiado alta y resulte cara a la sociedad, la cercana mayoría sobrevuela el Congreso de los Diputados si antes no lo remedia alguna cabeza iluminada y pensante venida desde las filas contrarias. Inmersos en una coyuntura desconocida hasta ahora puede ocurrir que las cuestiones de la corrupción hagan mella en el Partido Popular, contagie a sus máximos representantes y antes de enconarse la herida contraída con la ciudadanía se atrevan a llegar a un acuerdo con los socialistas; sí, ya sé que el PSOE está en ruinas, pero el esfuerzo de sus militantes puede volver a levantarlo de los escombros, la abstención nunca debe ser gratuita, ni permitírsela un partido de una ideología tan diferente, sobre todo sabiendo que va a ser un momento de inflexión para sus simpatizantes y pasarán otras legislaturas hasta que la estructura sea lo suficientemente fuerte como para plantarles cara a los aires de suficiencia del PP. No hablo de pactos de izquierdas, hemos podido reconocer en ello un afán de ansiedades por llevarse a su terreno la oposición al Gobierno, creo que lo más acertado es bajar del altar a Rajoy, dejar que se confiese con el pueblo y que cumpla su penitencia como personaje e imagen de su partido, del gobierno en funciones y del veto que supondrá no hacer nada por parte de las autoridades del organismo europeo. Ser un partido de izquierdas pasa por entender cuando se pierde y saber hacerlo con la mesura necesaria para no influir en el maltrato a la sociedad que haber caído en la trampa de la comodidad les ha causado a los mandatarios socialistas. Ahora, venido un nuevo partido a la escena política de la izquierda, conviene atender las disposiciones de la ciudadanía, la cercanía con sus problemas, sus necesidades más primarias y la honestidad en el trabajo diario marcada por una ética provechosa de los que nos representen.


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