Felipe González y la palabra dada
Todos los que tenemos claro que la supervivencia política de Rajoy es un insulto a la ética, nos preguntamos que pinta, a fecha de hoy, Felipe González en el PSOE. Su reproche a Pedro Sánchez, por su palabra dada en privado, no es comparable con sus palabras dadas en público. De los 800.000 puestos de trabajo, nos quedamos con 800 o 1000.
Realmente, Felipe González tiene un pasado que nada tiene que ver con su presente, más cerca del consejo de administración de un poder fáctico. Embajador de Punta Cana y amigo de los latifundios de nuestra Señora de Covadonga en Extremadura.
Los que lo votamos en 1982 nos preguntamos por su chaqueta de pana, por su identidad socialista y obrera.
Su cercanía a unos de los hombres más ricos del mundo deja huella; solamente nos falta que defienda la semana de tres días laborales.
Como dirían nuestros abuelos, “bonito hocico para pedir la palabra dada”.





























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