Amalia de la Vega. “Mate amargo”. Se destacó como cantante clásica y popular. Cultivó un estilo muy propio y personal que, a través de las milongas, las cifras, los estilos y las vidalitas, la proyectó a los primeros planos de la fama y el reconocimiento artístico entre los cantantes uruguayos y latinoamericanos.
Desde su debut en radio, en las fonoplateas de Radio Carve y Radio El Espectador, acompañada al piano por la inolvidable Beba Ponce de León, Amalia de la Vega jerarquizó escenarios nacionales e internacionales, recorriendo muchas veces Argentina, Brasil y Chile acompañada por las guitarras criollas que fueron motivo, siempre, de un gran amor y devoción. Ella misma también supo tocar la guitarra de oído, musicalizando poemas de Tabaré Regules, de Fernán Silva Valdés y de Juana de Ibarbourou.
Grabó varios discos de 78 y de 33 r.p.m. en los sellos Sondor, Antar, Orfeo y Telefunken. El número de los simples y larga duración supera largamente el ciento, entre los que se cuentan: "Amalia la nuestra", "Mientras fui dichosa", "Manos ásperas", "El lazo", "Poetas nativistas orientales", "Mate amargo", "Colonia del Sacramento" y "Juana de América”. En unos fue acompañada por el Mtro. Federico García Vigil, en otros por el Mtro. Walter Alfaro y, casi siempre, con las guitarras de Mario Núñez, Gualberto Freire y Antonio Bertrán.



























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