El astuto sentido común del Partido Popular

Opinion

nicolaguerra2016Cuando los partidos políticos dejan de lado principios éticos, rompen su palabra y transgreden conductas de prudencias y rigores, sucede lo que vimos el martes en el Congreso de los diputados: señorías de la derecha independentista catalana (CDC) y de la burguesía vasca (PNV) apoyan al PP. Pactan también con Ciudadanos (el otro yo de los peperos) para repartirse los más importantes cargos en el Congreso. Es decir, nacionales e independentistas "juntos de mancomún" (tal reza una lápida en Gáldar).

El impacto dejó desestabilizados a PSOE y Podemos. Incluso más a los segundos: a fin de cuentas defendieron alianzas con PNV para alcanzar "Un pacto de las izquierdas", así lo denominó el señor Iglesias, ingenuidad propia de quien abandona el aula y baja a la realidad. Anonadado acabó el profesor, tal reflejan sus palabras posteriores. Muy tocado también el PSOE: su aliado del alma, Ciudadanos, compañero de escenificaciones y teatralizaciones cual si de dos jefes de Estado se tratara, cambió apoyo por sillones, derecho reconocido y muy practicado en esta política (con minúscula) española.

Ganó el PP en la distribución de tronos de mando y prebendas en el Congreso. Además, ganó con grandísima habilidad. Que el señor Rivera – "¡Con el PP, ni de coña!", "Lo importante no son los sillones"- rompiera en la sacristía los papeles de amor eterno firmados meses antes con el señor Sánchez (PSOE) fue, sin duda, manifiestas pericia y destreza por parte del señor Rajoy y equipo asesor. Sabios ya por conocedores de los entramados políticos, supieron actuar tal cuentan tradiciones centenarias. Así, por ejemplo, el Arcipreste de Hita (siglo XIV) escribió ("Del valor qu'el dinero ha"): Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; / al torpe hace discreto, hombre de respetar; / hace correr al cojo y al mudo le hace hablar; / el que no tiene manos bien lo quiere tomar.

En efecto: el PP maneja como nadie las realidades de este país. Es capaz de aumentar su número de votantes y de escaños cada vez que salen a la luz pública supuestos casos de corruppción. E incluso logra, con placidez y sin aspaviento alguno, resenadorizar a la señora Barberá, dama dama valenciana sospechosamente abrigada por distintas tramas municipales durante su etapa como alcaldesa. Además, vuelve a repetir también la mayoría absoluta en el Senado. Y aumenta el número de escaños frente a las elecciones de diciembre pasado. (A lo peor le convendría a la oposición no ventilar corrupptelas, atracos a las instituciones públicas, enriquecimientos ilícitos desde el ppartido, cuentas B, dineros en negro, pellizcos de tantos por ciento... y todas las supuestas descompposiciones éticas y penales inherentes a una manera de actuar durante años.)

Manera de actuar, por otra parte, no de exclusiva propiedad del PP o del PSOE andaluz. Así, al menos, se sospecha: la fortuna de la familia Pujol –centenaria en millones de euros- no es consecuencia de ímprobos curros a lo largo de tres fines de semana, en absoluto. Muy al contrario, tienen ya sus edades aunque, por supuesto, no fueron la fuente de inspiración del Arcipreste de Hita. Lo sabemos: en la inmediata familia del exhonorable no hay –como en la Edad Media de Hita- priores, obispos, abades, arzobispos, doctores, patriarcas, potestades... (Dicen frailes y clérigos que aman a Dios servir, / más si huelen que el rico está para morir / y oyen que su dinero empieza a retiñir, /por quién ha de cogerlo empiezan a discutir.)

Pero el señor Pujol –feliz como el Pupa- sigue siendo el padre - creador de Convergencia, la misma gente (CDC) que el martes apoyó al señor Rajoy para obtener la presidencia de la Cámara. ¿A cambio de qué? Pues de una simple transgresión de la norma interna del Congreso: aunque no les corresponde, los nacionalistas catalanes formarán grupo parlamentario. Y eso, como bien saben nacionales e independentistas, significa dinero, muchísimo más dinero del Estado para los catalanes (exactamente tres millones de euros). En estas cosas de parné, guita, cuartos, pasta o pela, ya se sabe: no hay ser humano que a ella se resista (Cuanto más rico es uno, más grande es su valor). Es el poderoso caballero Don Dinero (Quevedo, siglo XVII), debilidad, espasmo psicológico, vibración que demuestra nuestra ausencia de libertad: nos domina.

Así, con la bolsa de los cuartos en la mano (¡qué astutos estos carajotes del PP, qué psicólogos del alma humana!), el señor Rajoy ha dejado de ser para los independentistas un presidente enemigo de sentimientos catalanes. Recordemos: les declaró la guerra cuando realizaron el simulacro de referéndum. En cumplimiento de sus obligaciones –dijo- denunció ante la fiscalía incluso al anterior honorable, hoy caballero andante del partido que en Madrid llega a acuerdos con PP y Ciudadanos. Por tanto, cabe la posibilidad (pura elucubración, por supuesto) de un entendimiento relajado, civilizado y oportuno: grupo parlamentario (¡money, money, money!), trato amistoso y entrañable (sin pasarse, eso sí) y, sobre todo, veámonos un día de estos para hablar de los temas relacionados con juzgados, banca andorrana, leyes...

La oposición ha quedado emocionalmente desequilibrada. Quizás ahora algunos mirarán hacia atrás y elucubrarán sobre comportamientos, actitudes, mesianismos, soberbias y atropellos a sensibilidades ajenas. Por no hablar de chulerías, prepotencias e, incluso, desprecio al otro mientras el otro está reunido con el jefe del Estado, lo más opuesto a la concepción republicana. Así, me parece prudente y sabio un replanteamiento por parte de Podemos y del PSOE respecto a sus actitudes, a veces más propias de mezquindades intelectuales frente a la realidad, la única existente.

El PP, pues, ha sabido actuar con habilidad. No obstante, también es cierto que la derecha está obligada a entenderse: a punto estuvo de pasar a la oposición. Además, su señoría parlamentaria (CDC) señor Homs i Molist, está citada por el Tribunal Supremo como imputado por el referéndum catalán (era consejero de Presidencia). Casualidades.


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