El cielo encapotado, las sillas duermen y las sombrillas se esconden de la ligera brisa y de la llovizna sombría. El agua aún es azul, como indicando un mar inmenso e intenso que abriga a las escondidas sirenas.
La melancolía inunda la imagen, como en el Romanticismo la Naturaleza marcaba el paso de los destinos trágicos.






























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