N-vivo propone: F. Chopin. Nocturno Op.9 Nº 2

N-vivo Martes, 19 de Abril de 2016 Tiempo de lectura:

chopinFryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola, actual Polonia, 1810-París, 1849. Compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo Liszt -representante de la faceta más extrovertida y apasionada, casi exhibicionista, del Romanticismo-, el compositor polaco exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como compositor.

El compositor polaco escribió a lo largo de su corta vida hasta veintiún nocturnos para piano. Entre ellos se encuentran algunas de sus piezas más conocidas. No se publicaron todos reunidos en un mismo conjunto de piezas, sino que pertenecen a varios números distintos de opus y algunos incluso fueron editados póstumamente. Los tres primeros nocturnos se encuadran en el Op. 9; los tres siguientes, en el Op. 15; en el siguiente, el Op. 27, hay sólo dos, igual que en los Op. 32, Op. 37, Op. 48, Op. 55 y Op. 62. Además, hay un nocturno en el opus póstumo 72 y hay otros dos nocturnos sin ningún número, uno en do sostenido menor y el otro en do menor. En total, Chopin tardó en componer todos sus nocturnos un tiempo de unos quince años. Entre ellos no suman más de dos horas de música (se queda alrededor de una hora y tres cuartos), aunque eso depende mucho de la interpretación que se les dé. Por tanto, tienen una duración media de algo más de cinco minutos.

N-Vivo Propone les invita a escuchar el Nocturno Op.9 Nº2 en mi bemol mayor. Este conocido nocturno presenta una forma de rondó, aunque la primera parte se repite de manera más ornamentada antes del comienzo de la segunda parte. Cada vez que se repite se vuelve a emplear ornamentación. Así, de esta manera, el nocturno tiene una forma A-A'-B-A'-B-A'-C.

El tempo indicado es un tranquilo andante, algo totalmente inusual al tratarse de un rondó. El resultado es una melodía suave que da la sensación de fluir lentamente, sin dejar de lado una especie de angustia subyacente, característica de toda la obra de Chopin. La sección final, concretamente desde el penúltimo pentagrama, se debe tocar con un extraño senza tempo, es decir, "sin tiempo".


Etiquetada en...

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.105

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.