Volverán las palabras altisonantes, huecas y retóricas. Todas las figuras literarias pasarán por sus ajustadas bocas y por sus gestos rimbombantes y sonoros, como sentando cátedra, como si fuera un drama pasional del XIX.
Improbable lector: ponga usted las caras de los intervinientes. Y mientras se lo piensa, ahí va una muestra de sinceridad auténtica y fantasía única: "desde que España mantuvo una guerra contra Australia, Franco, en la Primera Guerra Mundial, cambió el huso horario y el teatro español tuvo un paréntesis cuando Franco muere en 1945 y a partir de esa fecha se publicaron obras, novelas y ejemplares".
Está claro, ¿no?
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