Quisiera ser ajeno a lo que su voz me dice pero las cadenas de la pasión me arrastran una vez más a ceder ante su propuesta.
Siempre se repite la misma situación: trato de esquivar su preparado y sofisticado guión que, minutos después, nos llevará a un oasis sexual; pero no puedo resistirme y, poco a poco, me enreda en la telaraña que teje exclusivamente para mí.
Y aunque consigue trasladarme a la cima del placer, después caigo a lo más profundo, al darme cuenta de que sólo he obtenido migajas de su tiempo y únicamente soy un trozo de carne que utiliza a su antojo.
La sutileza de sus palabras y lo evocador de su sexo me hacen dudar si soy dueño de mi cuerpo o se ha apoderado por completo de mi voluntad.
Ya por hoy hemos terminado, y mientras mis instintos frenan mi deseo de decir 'adiós', vuelvo a escudarme una vez más detrás de un simple 'hasta pronto'.
O quizás tendría que rectificar y reconocer que será 'hasta cuando tú quieras'.





























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.180