La muerte por 15 000 euros al año

Opinion

nicolasguerraguiar2011La vida de un cabo del ejército español destinado en El Líbano bajo mandato de Naciones Unidas (NU) vale, aproximadamente, 200 000 euros para el Gobierno de Israel. El de España tiene un precio más barato: 140 000 (no sé si Hacienda aplicará deducciones). Estas son las cantidades que la viuda de Francisco Javier Soria Toledo cobrará (¿cuándo?) por el asesinato de su marido en tierras libanesas. El cabo español percibía 15 000 euros anuales como profesional de la milicia española.

Por razones que desconozco (¿espíritu aventurero? ¿Méritos? ¿La hipoteca?) se encontraba destinado en zona de muy alto riesgo como casco azul de Naciones Unidas (FINUL: Fuerza Interina en Líbano). Un mediodía (11:39 horas, enero 2015) el ejército israelí comunica al cuartel general que los cascos azules del sector este deben permanecer en sus posiciones. Inmediatamente después explosionan proyectiles en donde Francisco Javier se encontraba. Murió asesinado.

Quizás lo último que escuchó fueron las desesperadas acusaciones de sus compañeros: "¡Están cayendo de Israel, tío, no puede ser eso, no puede ser!". Sí: eran cohetes que llegaban de posiciones ocupadas por el ejército de aquel país. Nueve minutos antes Ezbolá (Movimiento de Resistencia Islámica) había atacado un convoy israelí: la respuesta fue inmediata. Los daños colaterales no importaban: a fin de cuentas, los soldados de NU pertenecían a países amigos; estos no recriminarían lo que pudiera suceder. Es más: se limitarían a pedir explicaciones.

Y como se trataba de una operación militar, lo importante no son las bajas, en absoluto, sobre todo las ajenas: lo que importa es la precisión y el cumplimiento de las órdenes recibidas. O lo que es lo mismo, el "Protocolo Hannibal": ningún soldado israelí puede caer en manos del enemigo. Cualquier acción, por violenta que sea, debe evitar el apresamiento, está justificada. Y así pasó. El miliciano de Israel fue recuperado. El español tuvo menos suerte. A fin de cuentas solo era eso, un español. Las cosas como son.

¿Que la posición de NU con Francisco Javier dentro se encontraba entre la artillería israelí y la resistencia? ¡Con lo grande que es el desierto, ya es mala suerte! Pero la misión fue un éxito: el soldadito judío volvió a casa indemne. Entre el momento del impacto (11:48 horas) y el del imposible intento de evacuación en helicóptero del soldado español (12:46) cayeron en las proximidades 118 obuses de artillería, 90 granadas de mortero y cinco proyectiles de tanque. A las 13:37 horas falleció Francisco Javier.

La Comisión de investigación ordenada por NU fue concluyente: "Existen suficientes evidencias técnicas para atribuir la responsabilidad del disparo a las Fuerzas Armadas de Israel". Pero España –a fin de cuentas es solo un cabo- no presentó quejas, denuncias... Ni tan siquiera amenazó con ruptura de relaciones diplomáticas o expulsión de los judíos como en 1492, cuando los Reyes Católicos habían contraído tal deuda con los prestamistas hebreos que, ante la imposibilidad de pagarla, decidieron echarlos de Sefarad y, de paso, estatalizar sus propiedades. Y en 2015 España reclamó una investigación cuando, al día siguiente, la prensa destacó que Israel había bombardeado la posición de NU en la que se encontraban los españoles, y que Francisco Javier había muerto.

Pero resulta curioso el tratamiento que la prensa española le dio a la noticia. De varios periódicos que he leído, solo uno usa la voz "asesinato": "Israel asesina a un soldado español en el Líbano". Otros son menos directos: "Un bombardeo israelí mata..."; "Israel mata a un casco azul español..."; "ONU culpa a Israel por muerte de soldado español...". En algún otro titular Francisco Javier es víctima indirecta: "Muere un soldado español de la ONU durante los combates entre Israel y Hizbulá en Líbano". Como si el cabo español bajo bandera de NU se hubiera metido en terreno prohibido, acaso por despiste o confusión de la brújula. Y en otro leo: "La rápida y decidida aplicación de los protocolos permitió frenar la escalada y evitó mayores daños". Menos mal, qué alivio.

La hija de Francisco Javier nació sin que su padre llegara a conocerla. Una "cadena de errores", dice el Gobierno de Israel, llevó al fatal desenlace. Pero NU lo niega: el ejército israelí sabía exactamente dónde se encontraban las tropas del FINUL, conocían al milímetro su ubicación. No hubo error, confusión o despiste alguno: Israel disparó casi a mansalva consciente del daño que iba a causar. Pero sucede lo de siempre: los soldados están para morir. Y la vida de un miliciano de Israel vale más, mucho más que la de un españolito. La de Francisco Javier pretenden pagarla con 200 000 euros.

Tras la denuncia de su madre, Margarita, el caso está en la Audiencia Nacional. La justicia militar española no puede intervenir en cuanto que el cabo no murió sirviendo a su país, qué cosas. Por tanto, todo queda en manos de Israel, qué ironías. Margarita lo tiene claro: no fue un accidente. Se trata de un asesinato en toda regla porque detrás de la posición de la ONU había una mezquita. Y se sospechaba que en ella estaban guarecidos militantes de Ezbolá.

La madre llora de impotencia, rabia y desazón: tiene clavadas en su mente y en sus sentimientos las palabras de un ministro español, acaso el de Exteriores, quien manifiesta su satisfacción porque habrá compensación económica por parte de Israel: la vida de su hijo fue tasada por los especialistas en 200 000 euros. Quizás la quinta parte de lo que valdría la de un norteamericano, pero Francisco Javier –ya lo sabemos- no es norteamericano, nació en España. Y ya se sabe. ¿Quién pone los precios? Es el mercado.

Margarita nada espera del Gobierno español. Solo confía en la justicia civil, la misma que llevó a Cristina de Borbón a la silla de los procesados, dice. Es lo que esperará hasta su segunda y definitiva muerte.


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