Realismo mágico
El Parque Municipal de Arucas, también conocido en los últimos tiempos como Parque de las Flores, es tan mágico que aún en la lluvia, y en los charcos que deja, las palmeras vuelven a vivir dos veces. Solo hay que detenerse y mirar. Y estar atentos.
Es tan efímera la magia de los charcos que precisamente por eso, cuando se hace presente, hay que aprovechar el instante. Por eso la palmera de la imagen se está peinando. Así que el Parque Municipal no solo significa la entrada de otro realismo, sino que además tiene mucho que ver con el Carpe Diem. Quiero decir que sus plantas, sus dragos, sus cañas de bambú, sus laureles, son dueños de momentos únicos; de apenas unos instantes a los que hay que cazar al vuelo.
Ya ven, improbables lectores, ha bastado un pequeño charco en el suelo para darnos cuenta de que la realidad no solo está de frente sino que habita otros espacios. Lo que quiero de ir, en verdad, es que el Parque Municipal de Arucas es literario, muy literario.
Y mágico.
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