¡Traed madera! ¡Es la guerra!
En la película Los hermanos Marx en el Oeste, estrenada en 1940, hay un momento en la que esos genios del humor deshacen el tren en el que viajan para echar madera a la caldera de la locomotora, porque se ha quedado sin combustible. Entonces, para animar a sus hermanos en las labores de desguace, Goucho Marx grita: "Traed madera! ¡Es la guerra!¡". La decisión tomada, recientemente, por el Gobierno de Canarias (publicada en el Boletín Oficial de Canarias. Núm. 180. 15/09/2015), acordando, como de interés estratégico, la instalación de dos Proyectos Biomasa en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y de Granadilla, corre el riesgo de emular, en nuestro archipiélago, la "hazaña" descrita de los hermanos Marx.
Pues, el ejecutivo autonómico, formado por Coalición Canaria y el PSOE, ha justificado su decisión en que la implantación de esa tecnología de generación térmica conseguirá ir "(...) reduciendo la dependencia del petróleo, diversificando el mix energético de las islas con nuevas fuentes renovables y rebajando los costes de generación eléctrica.".
Resulta que para "alimentar" las plantas, hasta el 90% de la biomasa se transportaría desde Sudamérica, África continental y la península, por lo que, debido a los enormes consumos energéticos ¡en petróleo!, asociados a la extracción, tratamiento y transporte del proceso en que se incurrirá (y que solo se externalizarán), incrementarán, proporcionalmente, las emisiones de efecto invernadero, y provocarán un balance energético ineficiente, porque la energía empleada para aportar el combustible de las incineradoras será mayor que la generada por las mismas. Todo lo cual, no tiene nada de sostenible.
Ni de renovable. Del "movimiento estimado entre cuatrocientas mil y quinientas mil toneladas de biomasa anual", una cantidad muy notable de ellas, será aportada por madera procedente, no de sobras, sino de árboles que no proceden de explotaciones forestales sostenibles. Y, solo así, si la "fuente" es renovada, se puede considerar "renovable".
El Gobierno de Canarias, además, ha puesto en valor que "Cada uno de estos proyectos supondrá –además de los temporales, en la fase de construcción, y de los indirectos- la creación de más de cuarenta puestos de trabajo directos cualificados durante la operación de la planta (...)". Para ello, y para rebajar los costes de generación eléctrica y dinamizar la actividad portuaria, generando empleos y riquezas en torno a la arriba de barcos de gran tonelaje, "Las inversiones estimadas que se movilizarán para acometer cada uno de estos proyectos superan los cien millones de euros (por proyecto) (...)", lo que es una cantidad de dinero muy notable. Eso sí, habría que explicar que a sus propietarios les saldrá rentable la inversión porque, desde la construcción de los complejos hasta la venta de la electricidad generada, estará fuertemente subvencionada con fondos públicos.
Por si fuera poco, el impacto paisajístico de estas instalaciones, con humeantes chimeneas de unos treinta metros de altitud, en unos puertos que reciben multitud de cruceros turísticos, no va a ser menor. Y los daños a la calidad del aire, como expone un reciente informe del Servicio autonómico de Sanidad Ambiental, por emisión de contaminantes peligrosos que superan los valores límites de protección de la salud, tampoco.
En fin, cargarse el tren para alimentar la locomotora... De risa ¿verdad?
(Texto de referencia: http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2015/180/005.html)
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.175