"Yo soy Cochinero"

Cuando mi "Endecha a Bartolo" no sabía de pactos, ni sabía de gobiernos, ni tintes, ni cuestiones de haber quien manda más, un pico se alzó y un pueblo labrador y artesano, labró un futuro con tesón resonando en nuestras cuevas. Era la voz de la descendencia lejana aborigen entre el cañizo azucarero. No abandono a Bartolo, ni su barranco de "Guayadeque", fauna y flora de un pueblo que no entendía de intereses, ni de ITE, ni de gobiernos solo de la leche que traía mi pastor, del amor a una tierra sin igual y del adorno que sus gentes empapaban con valores sociales más para poder enmarcar.

Claro está, que el que defienda mi gobierno ha de ser una persona feliz y como si de un "Emigrante" o de mi "barranquera" se tratase, espíritu de isa le embriagaba y así siempre manifestó un estado de regocijo que la "Isla Mía" nunca olvidó. Hay "folías" y "malagueñas". Sí. También para el que manda y gestiona. No hay peor dolor que ser persona teniendo heridas muy profundas y querer cerrar la brecha sin pasar por la endecha, por la "samba de mi riego", por la "alpispa" o por la "añera" y sentirse el rey del mundo teniendo un pueblo que reclama una "bikina", que es la que ama, y no promesas incumplidas" Cuando el que tenga la tierra" proclama que a Ingenio lo "nombrará Libertad".

Este escrito que hoy redacto no son décimas, ni poemas, parece más el "popurrí ", de un cochinero , de un concejal cantante o alguacil, pero con la proclama de un hombre que le enseñaron los valores sociales, competencias y demás de como amar tu trabajo, a un pueblo y siempre defender la reclama de un "sol de libertad".

Hoy sobrevuelo mi barranco y quiero volver a la mar, donde las siglas, los partidos, los colores y demás, no tiene el valor si no de un pueblo arrollador, y una playa del Burrero clareando los que estén y las personas que allí viven al grito de "Quimey Neuquén".

Cuesta abajo va mi escrito, como si se tratase de mi burrito con sus cerones cargados de cochinos que gritan por escapar, de la vergüenza que suscita la personas que los vende, no demostrando al animal, que un día en el cerón y con mi carne como alimento, recapacita por momentos y valora lo que es la LEALTAD.

Quizás esto haya sido: el canto a un Emigrante, que muere De Amor y Tierra, pero que le grita a su pueblo A voces... A veces... A besos.

Sin más me despido con el "vamos pál Ingenio", escribiendo entre líneas, que no es mejor el que trae de fuera pregonando ser de dentro, cuando los "llantos de las parías" en su lugar los colocó y con rabia e impotencia nunca recuerda el esmero del que grita día a día "Semos los cochineros".