Excusas no pedidas
El otro día nos despertábamos con la noticia de una factura telefónica notablemente abultada. Cada cual puede gastar en teléfono lo que considere, sobre todo si corre a cargo de su pecunia personal. En el caso comentado, como supimos, no se trata de un cargo a una cuenta corriente personal. En esta ocasión, la cuenta sobre la que se actúa es la del Parlamento de Canarias. En otras palabras, dinero público fruto de los impuestos abonados por quienes vivimos en estas islas mecidas por el Atlántico y sometidas a los designios de los alisios. Supongo que esto explique la falta de respuesta por parte de quienes abonan los impuestos.
La cantidad adeudada, como si de algo normal se tratase, asciende a tres mil euros, por un mes de actividad de dicho teléfono. Si a mí me llegase una factura por esa cantidad, mi primera reacción sería de cabreo y, a continuación, recabaría la correspondiente información de la entidad emisora. Mucho tendría que navegarse, o tanto sería lo hablado, para alcanzar tan paradójica cifra de consumo mensual. De no ser así, no se entiende. Quizá, porque opere lo referido a las condiciones meteorológicas y su influjo entorpecedor.
Una vez se conoció la noticia, de modo inmediato se pudo escuchar la explicación de quien ostenta el cargo de Diputado del Común. Recordemos que dicha institución depende del Parlamento de Canarias. No debe extrañarnos que la factura telefónica tuviese a este como destinatario. El señor Saavedra, asumió la responsabilidad de explicar, a quienes se asombraban por el monto de la factura, las razones de dicha cifra. Pretende, al escucharle da la impresión de ello, que su explicación sea suficiente para zanjar el asunto.
El asunto en cuestión, lo explicado al respecto, está relacionado con las vacaciones de su Jefe de Gabinete. Resultó, casualidades de la vida, que también el titular de la institución gozaba del periodo vacacional. En palabras suyas, la necesidad de tener informado al Diputado del Común, obligaba al Jefe de Gabinete a revisar la prensa diaria, con objeto de trasladar el correspondiente informe a su superior. En principio, tal hecho podría resultar normal, como tendría que serlo asimismo el gasto facturado. Claro, las cosas no suelen ser como se supone. En el caso comentado, el Diputado del Común disfrutaba de sus vacaciones en Canarias – tal y como explicó el mismo –, mientras que el lugar elegido por el Jefe de Gabinete resultó ser algo más distante. En palabras del mismo Diputado del Común, el lugar elegido para sus vacaciones fueron los EEUU. Según sus palabras, en tal destino el costo de la transferencia de datos móviles resultaba más cara.
Con tales explicaciones se despachó el buen señor y, debe ser que conformó a todo el mundo pues, de dicho asunto, no se volvió a escuchar cosa alguna. Podrá haber convencido a alguien, sin embargo sigo sin entender cómo, cuando hay más personas en el susodicho gabinete, no pueden acceder a la prensa para informar al titular de la institución. La respuesta es harto complicada, algunas personas se expresan como si del habitante del Vaticano se tratase: son infalibles. Incluso, como en este caso, cuando afloran excusas no pedidas.
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