Visto lo visto queda más que claro que lo de las caquitas de los perros en las aceras galdenses, no tienen remedio. Y es que día tras día, el pastuño si no está en un lado está en el otro, pero estár bien que está. Mucha ordenanza de limpieza, mucho regular servicios, pero la realidad es la que es y no es otra que la de problemas que no se resuelven.
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