El pórtico de la iglesia de San Nicolás de La Aldea acogió este sábado por la noche, la lectura del pregón anunciador de las fiestas mayores aldeanas, que estuvo a cargo del hijo del municipio, Francisco Ramos.
Al inicio de su intervención, invitó a los asistentes a cerrar los ojos, "para recrear en su memoria alguna estampa o una imagen cercana de algún familiar, amigo o vecino de nuestro pueblo, realizando alguna tarea propia del campo: alistando tierra, aventando millo, regando tomateros, esmamonando".
Francisco Ramos también quiso destacar la impotancia del sector agrícola para el municipio, indicando que "hasta el presente, constituye la agricultura el elemento esencial de la economía de nuestro pueblo. Momentos tristes, momentos difíciles, amargos, hasta crueles añadiría yo, han incidido e influenciado en nuestros antepasados y actuales agricultores, para la conservación de los elementos básicos tan ligados a nuestra subsistencia: el agua y la tierra".
El pregonero honró la memoria de todos aquellos aldeanos, como Salvador Araujo, el cura Vicente, la Meliana y muchos más, que expusieron hasta sus vidas en la defensa del patrimonio aldeano, que no es otro que la tierra.
El pregonero destacó además el papel de la mujer aldeana dentro de la economía del pueblo, manifestando que "jamás me cansaré de resaltar y prestigiar este elemento tan esencial en cualquier aspecto. Su carácter de madre, esposa y mujer trabajadora, en cualquier faena, sea doméstica o en la tierra, supera todo lo que podamos decir sobre ellas. Como hombre, nunca termino de comprender como logran llegar a ese punto de organización para, con una perfección casi sublime, poder realizar todo aquello que planifican, ¡y lo consiguen!"
Sobre las fiestas aldeanas destacó la participación de los jóvenes que consideró es un elemento esencial, ya que su vinculación a los festejos, que considerá dará un aire de alegría y vitalidad extraordinario. También señaló que las actividades deportivas y culturales, así como los bailes, conforman el núcleo fundamental de sus preferencias, y que la moderación y el divertimento, deben presidir el transcurso de sus festejos, colaborando en la conservación de nuestras tradiciones.
Francisco Ramos tuvo una mención especial y un profundo reconocimiento para aquellos "cumbreros que bajaban esos barrancos", y que "como añadiría Lothars Siemens, vinieron a trabajar a nuestro pueblo quedándose definitivamente aquí y aportando toda su cultura dentro del Proyecto de desarrollo Comunitario de La Aldea, engrandeciendo a nuestro pueblo en todos los eventos nacionales e internacionales en los que participaban".
El pregonero también manifestó sobre las fiestas, "que a veces, disfruto de la nostalgia, de las emociones y sentimientos que se instalan en mi mente, y casi soñando, me digo a mí mismo que hay cosas que no deberían cambiar nunca. Partiendo de la base que es sólo un deseo quimérico y utópico, porque la atemporalidad no existe, y que los momentos son solo eso, momentos. Despierto y me hago eco de la realidad, pero en esos instantes de ensoñación, me regodeo con estampas de fiestas pasadas y acuden a mi cerebro como un torbellino, imágenes que me trasladan a percibir los olores que, por aquellos tiempos, impregnaban los rincones de nuestro pueblo. El olor de nuestra fruta, de los mangos, de la antigua clínica – el improvisado y visitado estudio fotográfico, testigo de nuestras primeras fotos-, de las comidas, de los sabores dulzones de la espuma de azúcar, las manzanas caramelizadas, la cerveza del rubio de Firgas, de nuestras olorosas colonias y accesorios de aseo personal (Varón Dandy, César Imperator, Floid. Las Hojillas Palmera y MSA), de los primeros churros del bar de Félix, de los calamares y garbanzas del bar de Paco Santana. Otro santuario de olores era el de la carne de cochino del bar de Pepe Ojeda".
Pidió que se juntarán las fuerzas con ilusión, con fe en en el pueblo y en y su gente. Por ello manifestó que "prescindamos y olvidémonos de cainismos atávicos y desfasados en el tiempo. Hagamos de la adversidad un incentivo, un estímulo, un acicate que nos inunde de fuerza y vigor para seguir luchando unidos, como nunca, por nuestro pueblo, por nuestras familias, por los nuestros, por nuestra tierra canaria, para que todo ello fructifique y el progreso y desarrollo económico, social y cultural de nuestro pueblo, sean una constante en nuestro pensamiento, en el devenir diario, para que nuestros hijos puedan disfrutar de un futuro más ilusionante y prometedor".
Francisco Ramos finalizó su pregón lanzando un ¡Viva la Aldea! ¡Viva su gente! ¡Viva su fiesta de San Nicolás!
El acto contó también con la actuación de Ruth Valencia Déniz al piano, "Timple y Bohemia" y un cuarteto de saxofones del Centro de Educación Musical Isidro Rodríguez.
Puedes leer el pregón íntegro pinchando en la imagen inferior.





























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