Desde primeras horas del día, los caminos que llevan a la villa marinera, se llenaron de peregrinos, que hicieron el recorrido hasta la Ermita en el puerto, mostrando un año más, la devoción a la Virgen.
En la Ermita, repleta de vecinos, se celebró la misa, y después se la acompañó en su regreso anual al pueblo.
Arriba, en la villa, la Corporación municipal y autoridades invitadas, acompañaron a San José, para recibir a la Virgen, allá en la tronera.
Los voladores anunciaron que ya llegaba la Estrella de los Mares, y cuando la banda hizo sonar el himno nacional ante la aparición de la Virgen, San José se inclinó tres veces ante la Señora, para darle la bienvenida, en nombre de un pueblo, que volvió a emocionarse, soltando lágrimas a raudales, ante la llegada de nuestra Señora de Las Nieves.
Y se la acompañó cruzando el puente, y se le cantó La Salve, y sonó sonora la traca, para que después la Virgen paseara por las calles del pueblo.
Y con la Estrella de Los Mares ya en casa, la alegría se desbordó en la villa. Se brindó con los amigos en los bochinches, se agasajó a los más pequeños comprándoles chucherías, y se agradeció con corazón el poder disfrutar de otro día de Las Nieves.
En las casas se sirvió la carne mechada del día cinco, y se conversó, recordando fiestas pasadas y a los que están ausentes.
Por la tarde, sonaron guitarras acompañando los boleros de siempre, y hasta la melodía querida de La Rama, volvió a llenar de baile, por un rato, la calle principal.
Y para rematar la alegre jornada festiva, Pepe Dámaso llamó, para anunciar que la Virgen de Las Nieves había hecho su milagro, y que ya regresaba a casa.
Galería fotográfica del día de Las Nieves en este enlace.
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