Surrealismo
Algunas personas al ir por lana suelen salir trasquiladas. Las recientes elecciones andaluzas, no tanto quizá, pueden constituir un buen ejemplo de ello. Ese adelanto electoral donde se buscaba – a pesar de poseerla – la estabilidad suficiente para gobernar Andalucía, resultó ser un "déjame como estaba". Seguro habrá quien opine de otro modo, cada cual es libre de argumentar lo que considere. A pesar de haber ganado, en términos relativos frente al resto de las organizaciones presentes, su situación quedó algo maltrecha. Por un lado, no logró esa ansiada estabilidad; de otro, quedó en la situación previa a los comicios; por último, quienes fueran sus socios de gobierno resultaron perjudicados.
Antes del adelanto electoral, si mantenemos un mínimo de rigor, a pesar de las exigencias de quienes le daban la estabilidad, pudo aprobar sin problema alguno los presupuestos. Gobernaba sin sobresaltos aparentes, salvo esa espada de Damocles del referéndum que pendía sobre su gobierno. No se evidenciaba una inestabilidad tan clara, al menos como la originada tras la decisión de adelantar las elecciones al Parlamento Andaluz. Quizá, de haber continuado sin la convocatoria, habría sufrido algún que otro sobresalto, no peores a los vividos en estos momentos.
Tras las elecciones, la situación no quedó para tirar voladores. La muestra está en algo tan sencillo como la puesta en marcha de su mandato, con la correspondiente investidura. Son evidentes las dificultades, salvo acuerdos en tal sentido, sus cuarenta y siete escaños no le permiten lograr su tan ansiada elección. Incluso, de continuar todo en esa línea, podría estar abocada a una nueva convocatoria electoral. Seguramente no interese a ninguna de las fuerzas que lograron escaño, la situación podría variar y no a mejor para los intereses de cada organización. Ya se sabe cómo es de caprichoso el sistema electoral, capaz de dejarte con el mismo número de votos y con menor representación.
Las sucesivas votaciones, frustradas en su intento de lograr la tan esperada investidura, parecen haber molestado a la candidata. No puede admitir, a pesar de todo, que no sean capaces de originar las condiciones para permitirle acceder a la Presidencia. Por ello responsabiliza a las otras formaciones políticas. No en vano, a ella solo le mueve el interés de los andaluces y andaluzas, condición suficiente para hacer reaccionar al resto y facilitar la situación. Por tal motivo, la tilda de surrealismo. Así, sin más. Bueno, y al enemigo exterior, pues ya se ha encargado de responsabilizar a quienes dirigen los partidos de no autorizar la decisión de quienes deben optar a su investidura con su voto.
En ningún momento, a pesar de ese interés por quienes viven en la Comunidad Autónoma Andaluza, he logrado escucharle poner los medios para alcanzar un acuerdo, al menos de investidura. Ya habrá tiempo, y necesidad, de alcanzar sucesivos acuerdos para mantener las condiciones suficientes para continuar ostentando la presidencia y llevar a cabo las acciones de gobierno susceptibles de ser aprobadas en el Parlamento. Debe optar a ello, si en realidad no quiere verse abocada a una nueva convocatoria. Para ello, habrá de poner algo de su parte, la otra ya cederá con su decisión de permitir la investidura. En toda negociación, si en realidad quiere llegarse a acuerdo, las partes han de ceder en algo.
Su enfado, que lo concretó con la expresión de tildar de surrealismo la situación, nos da motivo para intentar comprender a qué se refería con la misma. Si nos acercamos al Diccionario de la Academia, para el término surrealismo nos remite al superrealismo, que lo define como: Movimiento literario y artístico, cuyo primer manifiesto fue realizado por André Breton en 1924, que intenta sobrepasar lo real impulsando con automatismo psíquico lo imaginario y lo irracional. Quizá, cuando se refiere a lo surrealista de la situación, se esté acordando de su decisión de adelantar las elecciones. No cabe duda, pues pudo haber sobrepasado lo real impulsando a lo imaginario e irracional la situación por el hecho de figurarse unos mejores resultados a los obtenidos.































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