¿En un mundo así merece la pena?

En un mundo que potencia el individualismo y el separatismo, valores como la lealtad, la sinceridad y el servicio se desvanecen tras el implacable paso del ejército del "sálvese quien pueda". En un mundo en el que vales justo en la medida en que lo que das aporta fuerza a los intereses individuales de aquellos que ejercen la autoridad, el liderazgo mal entendido o el poder corrompido por la ausencia de bondad. En un mundo en el que la humildad es un síntoma de debilidad, en el que la alegría es entendida como falta de responsabilidad y en el que el talento es entendido como una amenaza. En un mundo así yo soy víctima, pero también verdugo, en un mundo así todos participamos del juego de "más vale malo conocido".

Y me planteo el cómo ser sincero sin herir, cómo pensar en mí teniendo en cuenta al otro, cómo ser fiel al grupo sin perder lo que yo aporto. Cómo hacer para ejercer el liderazgo ayudando a aflorar lo mejor de cada uno, cómo encontrar la varita que destierre toda ausencia de bondad. Cómo permanecer firme en la humildad, defender la alegría y compartir el talento sin que los demás se puedan sentir amenazados. Pero sin duda, lo más importante, cómo parar esta inercia que a todos nos hace sufrir y que a todos, instalados en la comodidad, nos hace sentir aparentemente seguros.

En un mundo así yo me niego a pensar que el mundo sea irremediablemente así, me refiero al mundo que tiene lugar más allá de la frontera de mi dermis y también al que sucede dentro de mí. Cómo estar al servicio sin sentirse usado, o mejor aún, como sentirse bien a pesar de que los otros crean que nos están usando. En un mundo así nos solemos enfadar y con rabia respondemos marcando una severa e impermeable barrera entre lo malo, que siempre está fuera de uno, y lo bueno, que vemos con mayor facilidad en nosotros mismos. En un mundo así nos enfadamos y sin querer perpetuamos las reglas del juego.

En mundo así empiezo a ver, con paciencia y discernimiento, que el mundo puede que no sea tan así como cuando lo veo con los ojos del dolor, de la incomprensión y del abatimiento. En un mundo así, cuando me doy el suficiente permiso para contemplar lo que ha simple vista permanece oculto, todo cambia. Cuando la tensión y los prejuicios se desvanecen justo a mi lado, donde antes solo veía errores y razones para la queja, se alzan victoriosos pequeños actos de bondad y amor que trasminan de la rutina llenando de luz todos y cada uno de los días. Pequeños detalles solo patentes para aquellos que quieren ver algo más allá de lo evidente cambiando el "sálvese quien puede" por una llamada amable y respetuosa a salvarnos juntos.

En un mundo así, con el corazón expuesto y entregado al otro, nuestra alegría tiene más sentido cuando se suma a la alegría del otro, nuestra humildad nos hace fuertes y flexibles y el talento se expresa a caudales en todas las direcciones y emanando de todos nos alcanza a todos. En un mundo así yo elijo donde vierto mi fuerza y mi esfuerzo, elijo donde no quiero estar ni permanecer.

Y en mundo así merece la pena arriesgar, luchar mano a mano, corazón a corazón, paso a paso, ganando la batalla al miedo y a la incomprensión; en un mundo así, podemos mirarnos a los ojos y sentirnos acompañados, sin palabras, sin nada más que la presencia sincera de personas que se sienten iguales.

En un mundo así, siempre que se trate de personas, sí merece la pena.