Sr. Rajoy ¡El paro está en la calle!

La pertinaz presunción del Gobierno por convencer a los ciudadanos de una progresiva mejoría económica y un destacado repunte del mercado laboral se antoja deliberada y falta de creencia propia en sus discursos. La palabra demagogia ha pasado a ser reiterativa en la cotidianidad de la calle más que historia y no así la crisis tal y como manifiesta el Sr. Rajoy, deberíamos cambiarla por la palabra engaño desconsiderado a la ciudadanía intentando demostrar lo que no tiene explicación alguna en la mayoría social, el paro está en su línea, sin apunte alguno que nos haga reconsiderar las estadísticas del Presidente y falto de cualquier proyección que nos haga mantener la esperanza de superación de una crisis que sigue siéndolo por mucho que nos la pinten.

Y es que para buscar números, el CIS no tiene que esforzarse demasiado; un portal con ocho vecinos tiene entre sus residentes cinco viudas con una paga aproximada al Salario Mínimo Interprofesional de este ejercicio 2015 de cuya prestación atienden las necesidades primarias de sus hijos y nietos, al estar estos en las listas del INEM en algunos casos desde hace más de tres años y sin percepción de ayudas básicas; tan sólo la del favor de Cáritas. Otros dos se encuentran cotizando en el mercado laboral con jornada de más de ocho horas, cobrando menos de 700 euros mensuales, otro de los habitantes de la finca con una minusvalía de más del 65% y unos ingresos de 720 euros insuficientes para afrontar dignamente dicha incapacidad y sin atisbo de ser aceptado en algún puesto de trabajo a pesar de sus conocimientos; incluso en caso de ser agraciado con semejante regalo debería de renunciar a su paga por minusvalía por ser incompatible con el trabajo, es decir, un inútil social para un Gobierno inútil.

Si a los problemas de este conjunto social que forma la vecindad en cuestión, le añadimos el hecho de que uno de sus miembros sufre las consecuencias de una mala gestión bancaria y los continuados manejos de la entidad financiera para hacerse con el inmueble, que la persona con minusvalía debe pasar una pensión a su hijo por mutuo acuerdo en su día con el cónyuge. Solo nos queda el saber que los niños son atendidos como merecen salvando tan sólo una parte de los problemas sociales que sufre la ciudadanía como consecuencia de la crisis esa que dice el Gobierno es historia en sus comparecencias públicas y al soslayo de sus seguidores.

Ejemplos verídicos como el señalado colman la paciencia de quien espera al menos, un gesto de sinceridad de los gobernantes y suman cientos de miles de hogares españoles en más allá del umbral de la pobreza que tardarán décadas en sanear los daños ocasionados por la mala calidad de los políticos actuantes en una crisis que no quisieron ver venir atendiendo objetivos diferentes.

En definitiva, las estadísticas se pueden generar en cualquier reducto social que nos imaginemos, en el mercado o simplemente en la consulta del médico ante el ascenso, este sí Sr. Rajoy, de las personas con síntomas de depresión o ansiedad de nuestro país como consecuencia directa de la falta de futuro a corto plazo que satisfaga sus necesidades primarias y la de sus familiares.