Estrategias y escaramuzas en la línea de salida

Opinion

juanantoniosanchez2014buenaDeberíamos de ser más exigentes con las formas con las cuales se manifiestan los representantes políticos de nuestro país para llevarse al bolsillo el voto de la ciudadanía en los diferentes programas electorales pues, derivado de esa obligación, tendrían la consideración apropiada y mantendrían la ética honesta por encima de la ideología obsoleta o simplemente inadmisible en estos tiempos.

La mayoría en el Parlamento ha venido a dar la razón al conjunto social español de que ha sido un hecho lamentable y desconsiderado con las necesidades de la población al ser tan solo portadores del poder los individuos aprobados por el pueblo y que tras sacar sobresaliente en las elecciones, se vanaglorian de ello con una mezcla de soberbia y narcisismo político inaceptable.

Fue a raíz de su proclamación como máximos mandatarios de la nación cuando comenzaron a sacar de sus cajones los numerosos proyectos venidos a cambiar la sociedad por voluntad impositiva de su Gobierno, manejando los hilos de las diferentes competencias para salvaguardar una ideología que se queda corta como esa derecha conservadora de la cual se congratulan sin ruborizarse lo más mínimo.

Inquietante es al menos que con motivo de la llegada de las elecciones municipales y autonómicas, comiencen a hacerse notar con unos cambios apreciables en las leyes anteriormente aprobadas tras su llegada a Moncloa. Con motivo del pasado debate parlamentario, más bien definido como una guerrilla entre bandas que como un serio reflejo de la opinión ciudadana, se sirvan de su poder para trasladar de lugar sus objetivos y dejar una buena sintonía con cambios en las tasas judiciales, en una falsa clemencia hacia el mercado laboral pronosticando ayudar con nuevas fórmulas aplicadas a la Patronal y un enfoque de conveniencia con la aplicación de esa "segunda oportunidad" a aquellos que sin recursos, tendrán la clemencia de las entidades bancarias para no desahuciarles pero que, llegado el momento en el cual algunos puedan resurgir de su pobreza, pagar lo ahora perdonado por la Ley.

Es decir, que muchos tendrán un tiempo prudencial para disfrutar de su vivienda pero cuando vuelvan al mercado laboral, les toque una poco probable lotería o sus "tíos de América" les dejen una hipotética herencia, serán llamados a cuentas de forma inmediata y abonar esa quita que suena más a trampa electoralista que a una presunción de querer beneficiar al deudor perdonándole la vida hogareña de manera traicionera.

Le ha venido bien a este Gobierno de igual manera el tiempo de elecciones para variar el rumbo de las tasas judiciales, que no han servido para generar demasiado dinero a las arcas públicas y el poco que han conseguido en lugar de ponerlo al servicio de los destartalados juzgados para su rehabilitación, aumento de personal para atender los casos e infraestructura judicial, han creido mejor tenerlos en la bolsa común de particiones para repartirlo como crean conveniente.

Ya ha comenzado la batalla para el primer asalto al castillo del poder, primero le toca el turno a los municipios y las regiones y después vendrá el golpe definitivo a la fortaleza del Gobierno. Estos preparativos ya se pueden notar en muchos pueblos y ciudades de nuestra geografía con las máquinas en las calles para lavar la imagen y la contratación temporal de trabajadores con los que poner en perfecto estado de revista la imagen de ser verdadero y elemento indispensable para beneficiar a la sociedad española el voto derivado a su partido. Estas obras y actuaciones propagandísticas sin embargo, le sirven a los partidos en litigio para poner trabas, manifestar su desacuerdo o airear trapos sucios sin mostrar por otro lado una buena disposición a llevar un programa consistente a las urnas.

Los ciudadanos nos conformamos con estar atendidos en primera instancia sin tratar de sopesar su decisión a medio plazo. Ese parón del que hablan en la recesión económica que los expertos manifiestan se percibe en una ininteligible macroeconomía de las principales cotizantes del mercado bursátil, no es sino una balanza impulsora de satisfacer a los más escépticos lanzándoles misivas de avance tras ser votados por unanimidad manifiesta en las próximas elecciones.

Debe ser que los continuos desmanes sacados a la luz de las diferentes formaciones políticas de los agentes sociales –Patronal y Sindicatos- e incluso del entorno más privado de quien hasta hace pocas fechas fue Jefe del Estado Juan Carlos I, nos ha vuelto más desconfiados y nos ha llevado a costarnos demasiado dar esa confianza sin previo compromiso manifiesto del que promete. No ocurre lo mismo en el sector empresarial pues, si no llevas a cabo tu trabajo como las exigencias del mismo pide, el paso inmediato es el despido; buena sintonía con la ciudadanía sería la de que, marcando unas fechas oportunas, el que no consiga mantener las promesas electorales sea lo suficientemente honesto para dejar su puesto a otro; un gesto como este seguramente mantendría la dignidad de nuestra sociedad a buen recaudo y los intereses legítimos de la ciudadanía en buenas manos pues es del todo impensable creer que todos los políticos son deshonestos o faltos de honradez política para desempeñar la representación que el pueblo les otorgue democráticamente.

La situación de inseguridad del ciudadano a la hora de expresar su voluntad en las urnas debe cambiar de manera radical pues, de seguir como hasta ahora, se antoja difícil volver a recuperar los derechos expresados en nuestra Constitución y que han ido desapareciendo del entramado social. En definitiva que aquel dicho famoso "donde digo digo, digo Diego...,", el Gobierno lo entiende aplicable a su programa y es considerado por sus miembros como un dogma eficaz por los buenos resultados obtenidos hasta ahora.


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