Mi suegro
Cuando mi suegro me regaló una raspadera con punta de diamante, valorada en doce millones de euros, la puso a nombre de su hija, por si en un futuro, vayauestéasabé, nos "deseparábamos".
Lo cierto es que a la raspadera le hemos sacado el jugo: quitamos los matos que estropeaban el jardín, las vinagreras de la esquina y las enredaderas de tierra, que parecen las lianas que utilizaba Tarzán cuando se enfadaba con Jane y, entonces, iba a refugiarse en los brazos de la mona Chita. Además, mis vecinos, cadadosportres, me la vienen a pedir.La verdad es que si dijera lo contrario estaría mintiendo: mi suegro es muy generoso; ha marcado los tiempos y los detalles. Y yo, que soy bien nacido, de nombre Bonifacio Valverde, natural herreño afincado por estos lares desde hace más de veintisiete años y medio, le tengo toda mi consideración. Pero no solo fue la raspadera: el pico eléctrico de dospasospalantedospasospatrás, el martillo de alfileres pamarcarlosvueltos y el dedal diacrónico palmandodistancia. La verdad es que si dijera lo contrario estaría mintiendo: mi suegro es muy generoso; ha marcado los tiempos y los detalles. Y yo, que soy bien nacido, de nombre Bonifacio Valverde, natural herreño afincado por estos lares desde hace más de veintisiete años y medio, le tengo toda mi consideración. Pero llegó el fatal día: mi señora me dijo que no era feliz conmigo, que el amor se había desvanecido "en el bosque de la rutina"... a pesar de la raspadera diamantina, del pico eléctrico, del martillo de alfileres y del dedal diacrónico. Señaló también que necesitaba un cambio, es decir, que cambiara yo de casa; que quería aire, y que yo lo cogiera, y un caballo nuevo para el picadero y que ya no montaba como antes. Entonces apareció mi suegro y me espetó:
---Gracias a Dios que lo que te he regalado siempre lo he puesto a nombre de mi hija. ¡¡Fuertes reflejos tengo!!
Y me vi en la calle. No hubo ni mediadores ni conciliación ni nada. Cuando mi mujer me dijo lo que en su pensamiento llevaba guardado doce meses en barrica de roble americano, ya tenía el abogado buscado y me había puesto el pleito más avinagrado de mi, ahora, triste existencia. Sobra decir que ahora vago por el mundo como alma en pena y cuento mis desdichas, cual Labrante de la Palabra, en tertulias y cafenes, y cafetines también, en Asociaciones de Vecinos, mayormente de las Medianías del Sur, donde están mancomunadas, en actos culturales y en algún que otro colegio. Por cada charla me dan 20 euros, un bocadillo de salchichón ahumado en pan de ayer y un ticket para consumir en las terrazas aruquenses, excepto en las más caras.
En fin, que mi suegro es una buena persona, que era lo que yo quería decir desde un principio.






























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.99