En la mañana del sábado, 30 de abril, regresó la Feria de la Música de las Escuelas Artísticas Municipales. Y lo hizo a lo grande. Las calles de Arucas se llenaron de sonidos agradables y actuaciones de las distintas especialidades artísticas. Profesores y alumnos dieron buena cuenta de lo que aprenden y, ante la atenta mirada de un público totalmente entregado, la mañana se convirtió en magia musical. Y las calles se agrandaron en partituras que volaban en todas las direcciones.
Padres y abuelos sonreían ante las diversas exhibiciones y sus caras, llenas de complicidad expresiva, lo decían todo. Fue agradable ver también a los profesores que de modo incansable han aguantado estos dos años de incertidumbre y desasosiego. Casi volvió la normalidad a las calles aruquenses.
Por lo pronto, ya es todo un triunfo esta XXII Feria de la Música. Ello indica que las cosas vuelven a encajar en su sitio. O, al menos, cada eslabón de la cadena parece engarzar debidamente. Lo cual constituye un éxito en toda regla. Así que nos hemos puesto a tomar fotos con el ánimo de retener cuanto antes las miradas, las risas y las sonrisas, los saludos musicales y, sobre todo, los rostros, cubiertos o no, donde los ojos venían a expresar no solo la inmensa alegría del momento sino, además, la esencia misma de la existencia.
¡Qué agradable mañana!: auténtica, como las de antes.
Y, una vez más, las Escuelas Artísticas Municipales han vuelto a dar la nota.
¡Y nunca mejor dicho!
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Juan FERRERA GIL

































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