Poesía para escolares
Pocas cosas hay tan gratificantes como las visitas a los colegios para tener encuentros con escolares que han leído las novelas infantiles que he escrito, dirigidas éstas a niños y niñas de entre cuatro y doce años, a quienes hago participar con juegos, canciones y pequeñas representaciones teatrales relacionadas con los argumentos de los cuentos.
Hace más de quince años que espero, como agüita de mayo, la llegada de la primavera para embarcarme en la tarea de visitar colegios y verme envuelto en esa dinámica tan fructuosa y atractiva.
Me encantan especialmente las reuniones con escolares de cuatro y cinco años, a quienes suelo cantar temas infantiles, cambiando adrede las letras de las canciones para que me corrijan. Veamos un ejemplo:
-El patio de mi casa es de chocolate –les canto yo.
-Te equivocaste –suelen gritar ellos.
-¿Por qué?
-Porque el patio no es de chocolate, que es particular.
Entonces les digo que estoy un poco loco, que tengo un tornillo suelto, señalándome la sien, y les invito a apretármelo para recobrar la cordura. Tengo una foto en la que aparecen unas veinte criaturas, de caritas risueñas, con los dedos en mis sienes a modo de destornilladores.
Para dedicarlo a escolares de esas edades escribí un poema titulado “Juego de vocales”:
Para decir A, la boca abro bien,
sale el aire alegre en un santiamén.
Y la campanilla, que en el fondo está,
vibra suavemente para decir A.
Para decir E, la boca abro menos,
la lengua a los dientes y el aire sereno.
Y la campanilla, que tiembla otra vez
sonríe contenta para decir E.
Para decir I, la boca entornada,
la lengua a los dientes de abajo pegada.
Y la campanilla, como el colibrí,
se menea alegre para decir I.
Para decir O, los labios redondos,
va hacia atrás la lengua y se cambia de tono.
Y la campanilla con cierto temblor
deja paso al aire para decir O.
Para decir U, la boca se abocina,
la lengua hacia abajo se va decidida.
Y las tres vaquillas que me diste tú
sacuden la cola cuando dicen MUUU.
Se forma una fiesta cada vez que recito, a modo de canción rapera, este poema. Los niños juegan con la boca y los labios, haciendo muecas en medio de una algarabía. Y se oye OOO, UUU, AAA ...
Los poemas escritos en cada una de las novelas se ajustan a las edades de los grupos a los que van dirigidos.
Para quienes tienen Música entre sus asignaturas escribí otro poema, una especie de sonetillo con rima variada, titulado “Solfeando al sol”:
Un DO dominativo,
un RE remando va.
En musicalidad
el MI no es posesivo.
Un FA suena afectivo,
el SOL solfea en fa
y en solidaridad
es sol resolutivo.
El LA es la ilusión,
un SI es frenesí,
la música es pasión
y me ayuda a vivir.
Por eso canto DO
RE MI FA SOL LA SI
Y espero seguir cantando con los niños, como un juego más, hasta que el cuerpo aguante.
Quico Espino































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