DeCharlaCon (II)… José Luis Marrero

Volver a visitar la casa de José Luis Marrero, a la vuelta de unos cuantos años, es atravesar la línea del tiempo porque las pequeñas esculturas que adornan la vivienda, y algunos bocetos inmortalizados ya para siempre, nos han devuelto la mirada casi olvidada, y en la que su mujer, Mari Pino, siempre al pie del cañón, ha contribuido, y mucho, a que la casa se convierta en un lugar más que entrañable. No digamos ya los hijos y los nietos que, en distintos momentos, alegran el lugar.

Y hablar otra vez con José Luis es reanudar el encuentro con el escultor de la piedra y de la madera: dos materiales difíciles, sobre todo, el primero, que han servido para sustituir las palabras, las visiones y las miradas que el artista aruquense ha querido plasmar en su ya larga trayectoria.

En esta ocasión la entrevista “fue en directo”, si se puede decir así, para poder atrapar mejor las palabras de José Luis Marrero Cabrera. 

PREGUNTA: ¿Cómo es que le dio por la escultura? ¿Cómo fueron sus inicios?

RESPUESTA: Me decanté por la escultura por una razón elemental: porque entré a trabajar en una carpintería y allí vi cómo se modelaba la madera. Después, de niño y con el barro, hacía belenes y así llegué a la escultura. En mis inicios y en las canteras con los labrantes comencé a realizar algunas obras. Luego con la madera me he sentido más lleno pues con la piedra resulta muy duro.

P: ¿Qué significa para usted “ser labrante de Arucas”?

R: Como me gustaba hacer figuras de piedra, eso fue lo que me empezó a llenar por el sentimiento que desprendía. Yo no era un labrante, sino solo un aprendiz, pero me gustaba estar con ellos. Lo primero que hice fue un Cristo que me encargó Manuel Henríquez.

P: Tiene su obra repartida más allá del archipiélago. ¿Cómo ve reflejada su obra con el paso del tiempo?

R: Tengo obras repartidas en casi toda Canarias, en Barcelona, Madrid y en el extranjero también. Al ver mi obra reflejada con el paso del tiempo, creo que me asusta un poco porque la gente me ha llenado con sus opiniones y comentarios y ha querido que siguiera adelante. Ese estímulo ha servido para quedarme muy satisfecho con la obra acabada.

P: ¿Ha valido la pena tanto esfuerzo?

R: Yo creo que sí; aunque ahora, como me duelen los huesos, me gusta más expresarme con la madera porque es más noble y con su manejo me relaja muchísimo. 

P: ¿Qué le dice la expresión “Patrimonio Histórico”?

R: Yo tengo mucho sentimiento hacia ese “Patrimonio Histórico” de Arucas, al que creo que se le está estropeando al implantar el color en las fachadas y eso hace que no destaque la piedra. Solo con el color blanco la piedra cobra vida en toda la ciudad. Tenía mucha vida la calle al ver sus fachadas blancas.

P: ¿Siente que ha aportado un grano de arena en el arte?

R: Sí, lo siento. EL ARTE es el que da la vida a los pueblos. Creo que ahora hemos perdido mucho porque ya no sabemos dónde estamos. No debemos olvidar que cada lugar tiene su sitio.

P: ¿Cuáles han sido sus maestros?

R: En el Colegio, el hermano Serafín supo encauzar mi sensibilidad: me enseñó a entender cómo sería trabajar. Luego, como ya he dicho, los carpinteros y los labrantes guiaron mis deseos. En la Escuela de Artes y Oficios aprendí a dibujar y después a modelar y tallar. Hasta que en Santa Cruz de Tenerife estudié Bellas Artes.

P: ¿Se considera “profeta en su tierra”?

R: No. Soy humilde y me gustaría seguir siéndolo toda mi vida. Me gusta ayudar a los que empiezan y por eso me dediqué a la enseñanza.

P: ¿Qué significan “las manos” en su obra?

R: Siempre he sentido que “las manos” sirven para elevarse y eso sirve para ayudar a los que se desaniman. Creo que su significado enlaza con que no se debe mirar a nadie por encima del hombro. “Las manos” no es una etapa más, es un vivir.

P: ¿Es Canarias una tierra de artistas?

R: Sí, porque hay gente que sobresale y trabaja seriamente en todas las artes y creo mucho en esas personas porque llegan a sentirse creadores.

P: ¿No me diga que está preparando una nueva exposición?

R: Sí, voy a empezar de nuevo. Es la única manera que tengo de sentirme bien conmigo mismo. Siempre hay ideas rondando. Me gustaría acabar con una obra que he estado haciendo, tipo bocetos, para reflejar diversos sentimientos. Pero ya no las puedo hacer muy grandes.

P: ¿Cómo ha vivido este tiempo de pandemia?

R: Ha sido un tiempo raro. Creo que algunas personas ayudan a hundir más el nivel de vida que nos hemos dado.

P: ¿Qué aconsejaría a los nuevos artistas?

R: Que logren ver y descubrir cómo se puede ir subiendo la escalera; subir paso a paso pero con sentimiento. Ahora se ven cosas muy extrañas donde no se siente lo que se ha creado. Creo que cada obra debe tener su sentimiento.

P: ¿Es consciente de que su obra le sobrevivirá?

R: Sí, lo soy. Porque la muerte me va a llevar a donde uno no quiere ir. Si morimos, vivimos.

P: ¿Cómo ve el espacio cultural en general?

R: No lo veo muy claro. De hecho, nadie parece gustarse mucho porqu, a veces, los sentimientos se dejan tirados.

P: Añada lo que quiera.

R: Creo que estamos maltratando al pueblo, pues la falta de sentimiento se ha puesto de moda. Por ejemplo, en el centro de Arucas, en la Plaza, el Mercado se lo han cargado. Y Arucas nunca fue así.

Solo nos queda dar las gracias más sinceras a José Luis Marrero, y a su mujer, María del Pino, que, una vez más, nos abrieron no solo las puertas de la casa, sino también las del corazón.

Reiteramos desde Infonortedigital.com nuestro sincero agradecimiento.

Juan FERRERA GIL