El rumor del viento
Buena manera de empezar el año la de la gente que aparece en esta instantánea de la playa de Sardina. Era el primer día del año que comienza y por momentos daba la impresión de que estábamos en agosto con la canícula encima, con la sensación de bochorno que la calima agudizaba.
Aparte del castellano, sonaban voces en inglés, en italiano, en francés, alemán y sueco, y, también por momentos, parecía que la playa de Sardina estaba en el sur, por allí por Maspalomas.
Fuera en el idioma que fuera, la gran mayoría de los asistentes dijo que hacía un día espléndido de verano.
El sonido de las olas, avivadas por el viento, silenciaba las voces de la gente.
El viento también se escuchaba entre las ramas de los árboles del barranco de Teror, arrullando a la gente que había elegido dar un paseo por sus húmedas veredas, saltando charcos y un pequeño arroyuelo que lo recorría, para comenzar el año.
Parecía un bosque de cuentos.
Saciaron la sed y refrescaron la cara en un inagotable manantial de agua clara y fresca que corría en calma barranco abajo, como un hilillo cristalino, como un espejo en el que se reflejaban los árboles exuberantes.
Incluso había setas.
Tanto las olas como las ramas de los árboles eran azuzadas por el viento, cuyo rumor susurraba, como un augurio, que este año que está entrando va a ser mejor que los dos últimos.
Ojalá su presagio se cumpla.

































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