Los padres de Tomás insistían en recuperar al estúpido de su hijo, diferente de los demás: un glóbulo blanco que había perdido la cabeza por una glóbula roja...¡Horror! A medianoche, cuando el corazón ralentizaba, vagaban saltando por simpáticas varices alejadas de grandes arterias.
Para la madre del glóbulo blanco no fue sorpresa, a veces había encontrado manchas rojas en su camisa.
Daba miedo hablar de matrimonio: la lucha microbiana, transfusiones…, pero se traspasaron todas las barreras. Fue en pleno corazón, incluso algunos microbios y bacterias fueron invitados.
Otros se preguntaban cómo serían sus hijos: ¿rosas, blancos, rojos?
Maribel Soria Fuentes
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