LA BRISA DE LA BAHÍA (16). La bruma de la primavera

Juan FERRERA GIL Domingo, 04 de Abril de 2021 Tiempo de lectura:


     La bruma de la primavera apenas permaneció el instante suficiente para hacernos notar que el paisaje cercano, al que por familiar dejamos de ver, permanecía vigilante en su lugar de siempre.


Bruma

     La neblina vino a dulcificar la mirada y la convirtió en la página de un cuento aún no escrito. La casa, de amarillo quemado por el sol de los años, surgió nuevamente y se llenó de risas y encuentros. Al fondo, las casas de arriba parecían jugar al escondite en la falda de Riquiánez, tan visitada ahora por caminantes tranquilos y ciclistas atrevidos: los caminos que por ella discurren, entre lajas de piedra y tierra apelmazada, conducen a la vida plena, donde cada sendero adquiere su ritmo.

La neblina vino a dulcificar la mirada y la convirtió en la página de un cuento aún no escrito.

     Sin embargo, los caminos del interior solo se visualizan una vez al día al contemplar la delicada niebla que atrapa en su brevedad. Incluso podemos percibir su leve sonido de notas musicales que suben a confundirse con el cielo, que se adivina azul en su tonalidad mayor, donde diminutas nubes delgadas parecen jugar al escondite en un pentagrama aún no interpretado.

     Ese velo de nubes delicadas pronto desaparecerá y con su desvanecimiento alcanzaremos el final del cuento.

     ¿O tal vez el principio?


 


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