Ventajistas
No es algo inédito, siempre sucedió así. Basta con mirar al pasado, y desde allí regresar al presente, para comprobar cómo se trata de una práctica bastante extendida. Quizá no tanto como sí conocida. Si nos retrotraemos a tiempos pretéritos, aquellos en los que aún dictaba el nacido en el Ferrol, podríamos encontrar situaciones similares. Por diversos motivos y con distintos objetivos, la figura formaba parte del paisaje social. Alguien podría pensar, por andar en momentos democráticos, que la práctica se iría disipando. De no ser porque en algunos casos salta alguna liebre, nos referiríamos a una práctica inexistente.
En esta ocasión, a pesar de las reticencias, se trata de las vacunaciones y el procedimiento de su administración. Ni que decir tiene, ha sido también motivo de lanzamiento de dardos —o boomerang por ser más rigurosos— entre la élite política. Eso sí, como en todos los casos que ha surgido alguno, ha sido un dardo de ida y vuelta. De ahí lo del boomerang. Todo porque un grupo de personas, con el paso de los días parece que más de las denunciadas, han decidido saltar los procedimientos establecidos para la vacunación. Y nunca mejor expresado lo de saltar, pues se trata de eso: saltarse la cola para adelantar la administración de la misma. Podría escribir no salgo de mi asombro; sin embargo lo voy a obviar. No se trata de una novedad, como ya se viene reflejando a través de estas líneas, el hecho de aprovechar las circunstancias (en este caso el cargo que ostenta) para obtener un privilegio. Ahora, y por mor de la pandemia provocada por el coronavirus, alcanzar la inmunidad antes de lo que les corresponde. Un: porque yo lo valgo, en cuestiones inmunitarias.
De las razones esgrimidas, como en este tipo de acontecimientos, la diversidad es la tónica dominante. La diversidad y, por qué no, las más peregrinas e increíbles. En algunos casos, el nivel de osadía llega a cotas inalcanzables para el común de los mortales. Vamos, el resto que no se salta la cola de vacunación. Desde quien se autoproclama imprescindible —de ahí que optase por saltarse el procedimiento— hasta quien esboza un sacrificio, que si lo hizo no fue por voluntad propia, sino casi por obligación. También están quienes se molestan por el ruido, porque la crítica les desprestigia. En otras palabras, que no es la acción emprendida contra cualquier lógica del procedimiento de vacunación establecido frente a la COVID, sino el que se les afee la conducta. Tiene guasa la cosa, actúo de modo contrario a lo normativo (supongo que el procedimiento tenga rango de ello) y me molesto por el rechazo social. Se trata, así me lo enseñaron hace unos días, de autorrefernciarse. Esto es, tomarse a sí mismo como referencia. De eso se trata quizá. O, de modo más coloquial, mirarse al propio ombligo.
Si reflexionamos sobre el asunto, podríamos encontrarnos ante una forma de corrupción. Seguramente me tildarán de exagerado, pero no es otra cosa que la de aprovechar su posición para alcanzar un beneficio. En el caso que nos ocupa, adelantar la inmunidad frente a la pandemia. ¿Qué es sino una forma de corrupción? Entiendo que quien aprovecha cualquier situación de ventaja para beneficio propio, o de la prole, así actúa. Porque ventajistas han sido todos y cada uno de los personajes, que aprovechando su posición en el ámbito de la política o de cualquier otro estamento, obtuvieron beneficio propio.
Cuando vamos enterándonos del asunto, se puede comprobar cómo aparece la expresión simplona, en la que se da un papel preponderante —al modo del viejo régimen— a la clase dirigente. A quienes, porque en algunas ocasiones carecen de modo de vivir, dedican su vida a la acción política. Y ello, según semejante intelectual, les otorga un plus frente al resto de la sociedad. Dicho en lenguaje llano, que se saltan —a ello regresamos— el todos somos iguales ante la ley. Que sí, también como en este caso, están quienes partiendo de la nada aprovechan su deambular por la actividad política para medrar en lo privado. Ello, a pesar de haberlo creído, no les otorga plus alguno de profundidad en el análisis. A los hechos y las declaraciones habré de remitirme.
Aquí, como en ocasiones similares, también surca la generalización interesada. La que busca redimir penas sin tener en consideración el desbroce previo. A saber, como quiera que han aparecido personas destacadas en su ámbito de la política, lo más fácil es referirse a: «en todos los partidos han utilizado la ventaja en los procedimientos de vacunación». Nada más lejos de la realidad, si nos paramos a ver un mapa de la situación actual, se descubre una prevalencia de determinadas organizaciones. También, como en situaciones análogas, surge el bipartidismo en vías de extinción. No por nada, sino porque en estos años de democracia —esa que tan interesadamente loan— han ido adquiriendo experiencia. Saben cómo actuar para alcanzar situaciones de ventajas, que hasta ahora se solventaba con el «hoy por ti, mañana por mí». Cosas de quienes practican el ventajismo.






























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