Las luces

Ahora, que se acerca el final de año y estamos en plenas fiestas navideñas, las ciudades se llenan de luces. Por suerte, o por desgracia, la presencia de los LED ha minimizado el consumo de energía eléctrica en tales adornos festivos, o excesos, según se quiera entender. En época de pandemia, cuando las autoridades sanitarias recomiendan evitar las aglomeraciones, sería lógico que se evitase cualquier estímulo para que se produjesen. Quienes no quieran engañarse, comprenderán que es un acicate para que se originen tales cúmulos humanos. Ya saben, la curiosidad mató al gato y, otra cosa no, pero la curiosidad es innata a la persona.

Según los miembros del PP, en la voz de su líder, el pagar o no impuestos forma parte de la esfera privada. Sobre todo, cuando quien no cumple con sus obligaciones fiscales ostenta la cima de la monarquía. No solo, sino que se empeñó —por activa y por pasiva— en hacernos saber la obligación de ser respetuosos con la norma. Que no parece ser la tónica en su caso, si hacemos caso a su comportamiento con el fisco. No solo el PP, también su heredero hizo una velada referencia a la asunto, cuando durante el discurso de año nuevo se refirió a «Los principios éticos y los lazos familiares», como si quienes andásemos escasos de luces fuésemos los súbditos, a tenor de cómo nos trata con sus discursos.

Ni merece la pena, a pesar de la luminaria andante que representa, entrar en detalles con la que parece ser la futura lideresa de PP madrileño, a pesar de los intentos de Casado y el dolor de Martínez Almeida. Sus luces, no me cabe duda, superarían con creces a las de Vigo. A propósito de este último, recordar cómo criticaba la peatonalización de la Gran Vía para, un tiempo después, atribuirse el logro como propio. Luces que encandilan, sin lugar a dudas. Sin duda, cuando se trata de colocarse medallas son unos auténticos especialistas. Sobre todo, cuando la lucha por la hegemonía del partido está activa. Tanto que ya muestran públicas diferencias.

Sin salir de Madrid, cabe destacar la iluminada prosperidad mental de quienes autorizaron los conciertos del Raphael, sin considerar lar restricciones motivadas por la COVID. Es muy probable —no lo voy a poner en duda— que las restricciones adoptadas estuviesen entre los márgenes de lo que establece la norma. Hasta ahí, todo bien. No obstante, cabría preguntarse por la situación en que están muchas personas, a las que por motivos lógicos, se les imponen restricciones bastante estrictas. Vale más caer en gracia que ser gracioso, siempre fue así.

Alejándonos de Madrid, y enfilando al noroeste peninsular, aparece la amenaza de Feijóo a quienes le afean su actitud, junto al portento del líder de su partido, porque paseaban sin mascarillas. Es lastimoso, que a pesar de las luces de uno de sus municipios, capital de provincia, él carezca de tales. Después de aparecer, a la vera del presidente de su partido, ambos sin mascarilla, cuando alguien hizo hincapié en el incumplimiento de la norma, amenazó con mostrar imágenes de los representantes políticos de la oposición, claro que sin mascarillas. En realidad, a quien no le arriendo la ganancia es a Abel Caballero, porque con la luz de aquellos dos individuos pueden quedar opacadas sus luminarias.

Salvador Illa y las elecciones catalanas es, para acabar el año, una de las situaciones en las que las luminarias son más obvias. Su aparentemente sorpresiva designación como próximo candidato a la presidencia en las elecciones catalanas, que como si de toros se tratase suscitó división de opiniones, lo puso muy en evidencia. Quienes hasta una hora antes, por el papel jugado en la gestión de la pandemia, estaban pidiendo su cabeza caen en una flagrante contradicción. Vamos, que una vez más son aptos para demostrar que pueden hacer una cosa y la contraria. Todo, porque ahora se han iluminado para criticar la ida a la política catalana, dejando en la estacada la gestión de la sanidad estatal. Vamos, que con ellos nunca se sabe, porque con esas luces que les adornan no se puede distinguir en qué posición se encuentran.