La lujuria en tiempos del coronavirus

La sociedad ha cambiado. El mundo está en pause por un virus mortal. Así, sin que podamos hacer por evitarlo mucho más que quedarnos en casa para que la pandemia no se expanda.

El ser humano, pecador por naturaleza, se ve ahora encerrado cuatro paredes. Contenido, y eso puede llevarle a la locura. ¿Podemos dar salida a nuestras tendencias más pecadoras en estos momentos de confinamiento? Analicemos cómo vivir los siete pecados capitales, empezando por la lujuria, en tiempos del coronavirus.

En el mejor de los casos, tú, sí tú el que me está leyendo con una gran sonrisa en la cara, te has quedado confinado en casa con tu pareja, pero ¿te has parado a pensar en aquellos que no tienen esa suerte? ¿Cómo se lo están montando? ¿Eh?

Por suerte, y como decía mi padre que era un sabio “el hambre despierta el lerdo” y en tiempos de sequía se agudiza el ingenio (este me lo acabo de inventar yo, que no soy tan sabia, pero si muy ingeniosa).

Estamos en la era digital, tenemos Internet. ¡Oh Dios gracias por la fibra óptica, el Skype, las apps de ligues, las videollamadas de Facebook, Whatsapp, los vídeos cortos de Telegram y un larguísimo etcétera!, que si no querías que pecáramos de lujuria en tiempos de cuarentena, lo siento mucho pero...nos lo has puesto a huevo.

Hoy en día es muy fácil, ¡hasta se puede compartir porno con tus amigos en una videollamada!

Todo es tan fácil y rápido como clickear, conectar, “hola, ¿qué tal? ¿qué llevas puesto?” ¡y listo! Ya estamos pecando. La conversación sube de tono, la ropa empieza a sobrar. Y la temperatura de la habitación se eleva que parece de agosto y no de abril.

¿A qué por esto fue el satisfayer el aparato más vendido del Black Friday? ¿Por qué alguien ya se lo veía venir? ¡Pensadlo!