Microrrelato. "El día antes del día D"

—¿Cómo cuándo tenía seis años?

—Seis, siete, no lo recuerdo exactamente, pero por ahí.

—Será complicado conseguir una regresión tan potente.

—¡No, no! No quiero una regresión total, solo parcial. Solo en ese aspecto en concreto. No puedo permitirme olvidar todo lo que sé aunque sea de manera temporal. Lamentablemente tengo responsabilidades que atender ese día.

—Será complicado.

—Lo imaginaba. Por eso acudo a usted. Dicen que es el mayor experto en hipnosis del país.

—Bien, bien. ¿Entonces...?

—Ya sabe: el nerviosismo, la expectación, la ilusión. Desear con todas mis fuerzas que se haga de noche y luego de día. Apretar fuerte los ojos para quedarme dormido lo antes posible. Y antes de eso volverme loco preparando la comida para los Reyes y sus camellos, preguntarme si será suficiente agua y millo, si les gustarán los polvorones y el turrón que les dejemos. Y antes de eso creer en la magia, en que los deseos se cumplen, en que una noche encierra toda la felicidad del mundo.

—Está bien, creo que lo tengo. Veremos si soy capaz de hacerle olvidar, aunque sea en parte, lo que implica ser un adulto.

—No, no. Creo que no me ha entendido. No quiero que me haga olvidar lo que es ser adulto. Quiero que me haga recordar lo que es ser un niño.