Que un juzgado haya requerido a un ayuntamiento, tres veces para que cumpla con una sentencia, y que ese ayuntamiento siga haciendo oídos sordos, da idea de la prepotencia gurbenalmental con la que algunos asumen la gestión de lo público. Esta vez hay aviso de adopción de medidas judiciales más serias, por lo que cabe esperar que impere la cordura y se ejecute la sentencia que se tiene que ejecutar.






























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