Querencias y desquerencias en el Partido Popular

Opinion

nicolasguerraguiar2011El señor Cardona, alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas de GC (2011 – 2015) por mayoría absoluta -aunque no alcanzó el 50,01 % de los votos- y hoy en la condición de ex, se vuelve muy crítico contra el silencio de los suyos ante el desmoronamiento ético, estético y numérico del PP, ahora ya no un caso aislado sino pandemia entre altos cargos. Aunque –justo es decirlo- miles de simpatizantes andan perplejos y anonadados, heridos en su rectitud y honestidad.

Don Juan José, perturbado el ademán, culpa como responsables de su fracaso electoral en 2015 a los supuestos corruptos Bárcenas, Rato y "los de Valencia", limitación en tiempo y espacio que no abarca ni a la totalidad de los sospechosos ni a los hechos hipotéticamente delictivos: ancha es España, lo sabe el señor Cardona. Y sabe también que por más partes de su geografía saltan casos de podredumbre relacionados con el Partido (incluso en su centro neurálgico madrileño), aunque el impacto es tan grande que por suerte para otros hace olvidar las hipotéticas degeneraciones psocialista (ERE) y de ConverPUJOLgencia.

Pero las tales descomposiciones no surgen así, de la nada; ni son productos de azares, hados o inexorables destinos románticos. Tampoco son maldiciones como la de Noé a su hijo, ni la que describe el Deuteronomio contra quienes no obedecen "al Señor tu Dios". Ninguna confluencia con la que me echó una gitana en Granada porque le devolví la rama de romero ni obedecen, por supuesto, a la de Tutankamon contra un número de hombres conectados a la excavación de su tumba (para algunos, profanación).

No, en absoluto. Porque maldiciones, rezados a Satán o mal de ojos solo existen en las mentes de quienes en ellos creen. Aunque, bien es cierto, a veces me gustaría que fueran de verdad y que yo pudiera domeñarlos. (Por ejemplo, con efectos inmediatos e incluso tan pródigamente diarreíticos que ni tanatos de gelatina ni hidrocloruros de loperamidas pudieran resultar efectivos. El éxtasis ya sería que los impactados apestaran como los pedos sulfúricos del zorrillo o, acaso, a la manera de un conocido cuyas sulfuraciones buferas destruyen todas las vidas a la redonda cual el fatuto que provoca el tufillo ronero en amanecedores carnavaleros.)

Queda demostrado, pues, que para la corruptela política sigue valiendo la afirmación clásica: "Todo lo que es tiene su razón de ser". Por tanto, "crear" como 'producir algo de la nada' debe reservarse para los dioses de las distintas religiones, mas no para los humanos. Y es en estos, con sus pasividades y consentimientos, donde deben buscarse las causas de la tal descomposición ética ("Te digo que no vale / meter el sueño azul bajo las sábanas, / pasar de largo, no saber nada, / hacer la vista gorda a lo que pasa", escribió Agustín Millares).

Porque –recordemos- años ha que se viene denunciando desde distintos sectores la posible degradación en instituciones de varios partidos tradicionales. No se trata de personas aisladas, en absoluto. Son ayuntamientos (el caso del valenciano es terriblemente impactante; el de Santa Cruz de Tenerife, con el señor Zerolo, desmoraliza...); diputaciones (Valencia...); consejerías (Andalucía...); algunos ministerios... ¿Y qué hacen los partidos? Inmediatamente senadorizan a los más informados, por si acaso: CC lo hizo con el señor alcalde santacrucero; el PP con la señora Barberá... A otros les escriben. Así, el señor Bárppcenas, por ejemplo, ingresó en la cárcel aunque, eso sí, reconfortado con los auxilios espirituales del señor Rajoy a través de mensajes: "Sé fuerte"; "Hacemos lo que podemos".

Y guarda silencio el mismo señor Rajoy que en un mitin (2007) manifestó su incondicional apoyo al señor Rus en momentos de esplendor. Tan sublimado estaba por aquel jefazo del PP en Valencia que llegó, incluso, a manifestarle en público sus querencias: "¡Alfonso, te quiero; te quiero, coño!". Ocho años después Alfonso Rus es detenido, permanece tres días en el calabozo y los investigadores de la guardia civil sospechan que es él quien dirige la trama de saqueo, manipulaciones de ofertas públicas, enriquecimientos y tantos por ciento –sospéchase- para el Partido. Aquellas querencias rajoyanas parece que también se volvieron malquerencias: el sujeto activo y receptor de los tales amores, cariños, voluntades o inclinaciones (DLE) es expulsado del Partido -¡ahora!- y el señor Rajoy acaso ya no lo adora, ¡coño; que ya no te quiere, Alfonso, coño!

Por los tales vaivenes de "Sí lo quiero, no lo quiero; sí lo quiero, no lo quiero" anda el señor exalcalde en relación con el PP. O más bien con el silencio, acaso a la espera de la señora Barberá, doña Rita, senatorializada nada más perder la alcaldía de Valencia en mayo y, deprisa y corriendo, otra vez senadora designada tras las elecciones del 20 D. O lo que es lo mismo, protegida contra la justicia que en condiciones normales ya hubiera tomado una decisión sobre ella en aquella maraña de aparentes corruptelas y saqueos. Porque la condición de intocables se les concedió a sus señorías en primera instancia (siglo XIX) para que pudieran expresarse con libertad sobre cuestiones políticas o de crítica a la monarquía en los órganos correspondientes. Pero nunca para chanchullos de corruptelas, latrocinios, amiguismos y robo a las arcas del Estado. Por tanto, seguimos con desigualdades ante la Ley.

En la indignadísima crítica del señor Cardona (culpa a la corrupción de su Partido por la pérdida de la alcaldía) hay algo, sin embargo, que no me encaja. Porque a solo ocho meses de su infortunio descubre la descomposición del PP: qué ingenuidad, señor. Pero, ¿y si hubiera mantenido la alcaldía? ¿Y si hoy fuera –dicen que soñaba con tal sublimación- parlamentario nacional? ¿De verdad, señor Cardona, el alcalde de Las Palmas de GC no vio nada de nada de nada durante cuatro años? ¿Ni antes? (¿Tampoco sabía nada el PSOE de los suyos en Andalucía?) Candor.


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